Manzanilla

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Noviembre 2026

No paraba de llover y justo era el día que Luisita se había olvidado el paraguas en casa. Intentó llegar a tiempo para coger el autobús pero nada, parecía que hoy no iba a ser su día de suerte.

luisi

voy a llegar tarde, come sin mi...

odio la lluvia

amelí

te espero, no te preocupes

por donde vas? podemos ir a recogerte

Antes de continuar su camino, se había metido debajo de una parada de bus para mojarse lo menos posible. Pero algo la desconcentró completamente de la conversación. Sus sentidos se quedaron mirando una caja de cartón que había en el suelo. La caja parecía moverse sola, y ya no sabía si producto de su imaginación o qué, pero oía ruidos.

No se podía quedar con esa duda así que salió corriendo y abrió con cuidado la caja, era consciente de que después de esto iba a tener un refriado importante, pero su curiosidad era superior. Al abrir la caja algo en ella se paró. Lo que había dentro de la caja era un cachorro, que le cabía perfectamente en la mano. Con cuidado lo sacó, y comprobó si seguía respirando. Al ver que estaba bien se dio cuenta que como lo dejase ahí iba a morirse. La mejor solución era llevárselo a casa.

amelí

luisita?????

estás bien??? has dejado de contestar de repente

luisi

prepara un barreño con agua caliente

en 10 min estoy allí

amelí

no entiendo nada

querrás decir bañera, cariño

luisi

lo que sea amelia, da igual

Luisita se había quitado el abrigo y había metido al perro dentro de él. Si le pasaba algo, se iba a sentir súper culpable. Y en ese mismo momento prefería ponerse ella enferma, antes que nada. Sabía que Amelia probablemente haría lo mismo, pero en cuanto la viese así la iba a querer matar.

Amelia en casa mientras llenaba el barreño y la bañera de agua caliente, a la vez que vigilaba que Lúa seguía jugando en el mismo sitio y que Iria y Valeria seguían durmiendo. No había entendido muy bien los mensajes de Luisita, pero solo esperaba que por lo menos se hubiese llevado el paraguas. Mientras terminaba de llenar la bañera y metía la mano para comprobar que efectivamente el agua estaba caliente escuchó el timbre.

- Mami, seguro que es mamá. Corre ven – gritaba su hija desde el salón emocionada.

- Voy, voy. Pero no grites que despiertas a tus hermanas, por favor – decía mientras revolvía los rizos de su hija.

Amelia abrió la puerta pero no se esperaba encontrarse a Luisita con el abrigo entre las manos y mojada como si se hubiese duchado con ropa.

- Hola, se que voy a mojar todo pero es una emergencia – se justificaba Luisita mientas pasaba corriendo por toda la casa.

- Mamá, mira ven a ver lo que he pintado.

- Un segundo, Lu. Ven Amelia, corre – gritaba Luisita mientras se sentaba en el suelo del baño y sacaba del abrigo al cachorro.

Luimelia One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora