Sustos

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Abril 2021

- Mira haz así con la manita, adiós mami – decía Luisita mientras movía la mano de Lúa – te vamos a echar de menos.

- Yo también, cariño. Pero el domingo estoy de vuelta, no van a ser ni 24 horas. Lu, te tienes que portar bien y no hacer que mamá se enfade.

- Mami – repetía entre risas su hija.

Amelia dejaba besos por toda la cara de su hija y terminaba dejando uno en los labios de Luisita. Este fin de semana le tocaba ir a Valencia a presentar una obra de teatro. Era el primer día entero que se iba a separar de Luisita y Lúa. Aunque había evitado por todos los medios ir, no tenía más remedio, ya se había perdido demasiadas presentaciones. El teléfono de Amelia volvía a sonar con insistencia. Lourdes, su compañera de trabajo y amiga, la estaba esperando desde hacía más de diez minutos abajo.

- Pásalo bien, Amelia – repetía Luisita - Te queremos mucho, mami.

- Cualquier cosa me llamas, de verdad Luisita. Os quiero, guapas.

En cuanto se cerraron las puertas del ascensor, un par de lágrimas empezaron a descender por las mejillas de Amelia. En cuanto se subió al coche y saludó a Lourdes envió un mensaje a Luisita.

amelí

os echo ya de menos : (

luisi

nosotras a ti también, pero pásalo bien!!!

Después de comer, Luisita consiguió dormir a Lúa, era la hora de la siesta y así ella podría adelantar trabajo. Aunque, Lúa no se lo había puesto fácil, ya que parecía que tenía la necesidad de estar en brazos, estando más demandante que de costumbre. La rubia achacó esto a que estaba cansada después de haber estado por la mañana de paseo por el parque.

Solo habían pasado dos horas desde que Lúa se había dormido en la cuna, las 18.30 marcaba el reloj del salón y el mensaje que Amelia la había mandado diciendo que se acababa de bajar del AVE. La tranquilidad de casa se vio interrumpida por el llanto de Lúa. Luisita enseguida guardó el documento en el que estaba trabajando.

- ¿Qué pasa, mi amor? – Luisita la sacaba de la cuna y la dejaba entre sus brazos, al apartarla un par de rizos de la frente se dio cuenta que Lúa estaba más caliente de lo normal.

- Mamá – sollozaba a la par que se refugiaba en los brazos de su mamá.

- No pasa nada, cariño. Vamos a ponerte el termómetro.

Luisita hacía malabares intentando encontrar donde estaba el aparato. Se estaba empezando a poner nerviosa, hasta que recordó que Amelia lo había dejado la última vez en el mueble de la habitación de su hija.

- Lu, no te duermas – susurraba mientras intentaba ponerla el termómetro.

- No – repetía mientras daba manotazos cada vez que su madre le acercaba el aparato extraño.

- Cariño, que no duele. Mira – Luisita recurría a enseñarla como funcionaba – lo ves no pasa nada.

Entre lloros y Lúa intentando zafarse de los brazos de su mamá, los 20 segundos que tardaba el termómetro en marcar la temperatura pasaron. Luisita confirmó sus sospechas 38.5 marcaba el aparato.

No se podía creer que justo esto estuviese pasando el primer día que Amelia tenía que trabajar fuera. Mientras acunaba a Lúa de un lado a otro intentando tranquilizarse y ordenó sus prioridades mentalmente. Amelia no hacía falta que se enterase de que estaba pasando, por lo menos de momento. En segundo lugar, decidió que antes de intentar ir al médico quizás a Lúa se le pasaba con una toma de Dalsy. En cuanto Lúa vio como la cuchara de jarabe se dirigía a ella fue más rápida que Luisita y apartó la cara hacia un lado.

Luimelia One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora