Playa

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Septiembre 2026

- Mío

- Que no, que es mío – Lúa tiraba más fuerte del juguete

- Para ninguna, ahora es mío – interrumpía Luisita la discusión de sus hijas mientras las quitaba el juguete.

Amelia estaba segura de que un fin de semana las cinco en la playa, con la incorporación en el último momento de María, iba a ser lo más relajado, haciendo castillos de arena en tranquilidad, pudiendo tomar el sol un ratito. Pero no contaba con sus hijas discutiendo por cualquier cosa y la ausencia de silencio constante en la que vivían Luisita y ella. Tanto Luisita como Amelia intentaban no entrometerse en las discusiones de sus hijas, ya que pensaban que lo mejor era que ellas aprendiesen a solucionar sus pequeños problemas, pero cuando llegaban a un límite de discusión, una de las dos siempre acababa interviniendo.

Además ahora mismo estaban en una etapa complicada, Lúa había cumplido seis años y se cuestionaba todo, su curiosidad no tenía fin. Mientras que Iria y Valeria habían llegado a la fase del no, a cualquier pregunta o sugerencia la respuesta era no. Luisita y Amelia a veces se veían sobre pasadas con esas situaciones, sobre todo cuando una de las dos se tenía que ocupar de las tres sola.

Hace un par de semanas

Luisita se giró un momento hacia el microondas para sacar su plato de comida. Un tiempo que no llegó al minuto, pero que se vio interrumpido por Lúa riéndose a carcajadas.

- Mira mamá que graciosa – Luisita suspiró y mentalmente se preparó para lo peor.

- No, mi amor, el platito no – decía a la vez que corría a quitarle el plato lleno de puré a Valeria que se lo estaba tirando por encima.

Lúa se reía y Luisita se sentía un poco sobre pasada por la situación. En cuanto se giró para sacar a Valeria de la trona para limpiarla, vio como Iria repetía lo mismo que su hermana a la vez que empezaba a reírse.

- No no, Iri, mi amor, que es comida no te lo puedes tirar por el pelo – repetía a la vez que la sacaba de la trona llenándose ella de puré también.

- Mamá, ¿tú crees que las podemos devolver? Es que a veces se portan mal.

- Lu, cariño los bebés no se pueden devolver. Y mira vamos a cambiar la comida por un baño las cuatro juntas.

- ¿Por qué me tengo que bañar? Ya no quiero bañarme más.

- Porque tienes que estar limpia. Vamos, delante de mí, Lúa.

- ¿Por qué? – cuestionaba otra vez mientras veía como el puré que Valeria tenía en el pelo se pegaba también en el pelo de su mamá – yo también quiero jugar con puré.

- El puré no es un juego, cariño.

- ¿Por qué?

Los pensamientos de Amelia se vieron interrumpidos por dos manitas que se posaron en sus mejillas. Las mellizas se habían dormido después de un largo rato acunándolas y con María llevándoselas de paseo por toda la orilla para cansarlas.

- Mami, ¿podemos bañarnos en el agua?

- Sí claro, se lo decimos a mamá o a la tita María y vamos.

- No, quiero estar contigo sola – pedía Lúa a la vez que extendía sus brazos para que Amelia la aupase.

- Bueno vale. Las dos juntas. Pero no te puedes separar de mi eh, y no te puedes quitar los manguitos tampoco. Prométemelo.

Luimelia One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora