—¿Me estas escuchando, Sakura?... ¿Estás bien?
La aludida saltó en su asiento ante la repentina pregunta. Había estado tan perdida en sus pensamientos que nunca registró cuando Chaeryeong se dirigía hacia a ella. Y al parecer su distracción había sido más que evidente ya que levantar el rostro de su plato de comida, prácticamente sin tocar, se encontró con cuatro pares de ojos fijos en ella.
Esa mañana había decidido tomar el desayuno en el comedor principal en compañía de Chaeryeong, Ryujin, Yuri... y Eunbi. La expresión de las tres primeras al mirarla era de ligera preocupación. La de Eunbi era inescrutable.
Las cuatro mujeres estaban sentadas en una de las mesas principales reservadas para los rangos más altos de la corte. Las mesas eran largas y rectangulares y estaban distribuidas cubriendo la zona central del enorme comedor. Era temprano, hacía mucho frío y a excepción de ellas, prácticamente todo estaba vacío. Incluyendo la mesa principal sobre un estrado a donde muy raras veces la Hegemon acudía. Por lo general, solamente lo hacía durante los banquetes oficiales, no durante el día a día como en esa ocasión.
Costumbre por la cual Sakura y sus consejeras de Nihon estaban muy agradecidas y era una de las razones por las que Sakura había accedido a que desayunaran ahí ese día.
La enorme chimenea en uno de los costados del espacio del comedor estaba encendida y aunque afuera se podía ver la nieve cayendo, esa área estaba confortablemente cálida. Aunque no lo suficiente para justificar el rubor de Sakura al ser descubierta soñando despierta.
—Hmmm... No te preocupes, Chaeryeong, —dijo por fin Ryujin rompiendo el silencio. —Nuestra Sakura extraña demasiado a Chaeyeon, es lo único que sucede, ¿no es así, Sakura?
Sakura se ruborizó aún más ante el comentario de Ryujin. Apenas había pasado una semana desde que Chaeyeon se había ido a su misión de investigación a Kestrel. En todos esos días se había mantenido muy ocupada entrenando con Eunbi y Chaewon además de pasar todo su tiempo restante con Chaeryeong, entendiendo como funcionaban los pormenores de la política palaciega de Dinsmark. ¡Desde luego que no había tenido tiempo de extrañar a nadie!
Si, había estado muy ocupado durante el día, pero no podía decirse eso mismo de sus noches...
Estaba todavía furiosa, mirando a Ryujin tratando de encontrar una salida airosa y digna al aprieto en que el último comentario de su consejera la había metido, cuando una voz suave se escuchó a su espalda.
—¿Es cierto?... ¿Me has extrañado... Sakura?
Sakura se quedó petrificada en su asiento.
No así su corazón que saltó en un ritmo desbocado al escuchar esa voz.
Al igual que Chaeryeong, quien saltó de su silla casi gritando con alegría.
—¡Chae!...
Y se lanzó a los brazos de su hermana antes de que nadie más pudiera moverse.
Yuri y Ryujin se pusieron de pie para saludar como era debido a Chaeyeon.
Sakura se quedó exactamente donde estaba y al levantar la vista, su mirada se encontró con la de Eunbi que estaba sentada frente a ella y quien tampoco se había movido.
Tras saludar a Chaeyeon, Yuri iba a excusarse un poco torpemente para a correr a buscar a Yena pero Chaeyeon la detuvo con una mirada un poco triste.
—Lo siento, Yuri... Yena no ha venido conmigo... no todavía
La mirada de Yuri se ensombreció, pero tuvo el buen sentido común de no preguntar nada más. Ella y Ryujin solo intercambiaron una significativa mirada.
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Ahora y para siempre. (Chaekkura/Kkuchaen Ver.) [Adaptación]
FanfictionSus vidas se unieron por la fuerza. ¿Permanecerán juntas al final por algo más que el deber y la conveniencia? ¿O el destino terminará separándoles? La línea entre la guerra y la paz puede ser tan delgada como aquella entre el odio y el amor. Ésta...