PRÓLOGO

1.7K 166 4
                                    


Los pasos de Elaine resonaban por aquel lugar, el túnel por el que vagaba era un sitio oscuro y húmedo, como un agujero del que deseaba salir cuanto antes. Por fin, comenzó a ver la luz al otro extremo y suspiró en cuanto vio a la figura que la esperaba. Merlín estaba en la habitación realizando trucos menores de magia que emitían una luz brillante y verdosa mientras hacía gestos ambiguos con los brazos. Parecía tan absorto en la extraña tarea que no se percató de la presencia de la chica hasta que esta carraspeó.

— ¿Querías verme? — Elaine preguntó intentando mantener un tono neutral a la vez que alzaba la ceja, observando cómo su acompañante en esa extraña y clandestina reunión se ponía en pie y sacudía sus ropas.

Merlín había cambiado mucho, Elaine a veces tenía que aguantar sus ganas de poner los ojos en blanco ante el comportamiento de aquel hombre, sin embargo, había comprendido mejor su situación unos días atrás, cuando este le había explicado que había perdido sus poderes después de haberse deshecho de la espada tan famosa que poseía. Eso había supuesto una gran revelación para la morena, aunque no tan sorprendente como lo que había descubierto después.

— Sí, quería verte antes de que te marchases— respondió Merlín con cautela en su voz.

Elaine no pudo evitar tragar saliva ante esas palabras, por mucho que quisiera aparentar tranquilidad y esa siniestra calma característica de ella, estaba nerviosa y tenía miedo de lo que pudiese suceder.

— ¿Para qué? — preguntó haciendo un gran esfuerzo para que su voz no temblase ligeramente.

— Para advertirte y darte una última ayuda— Merlín la miró con decisión en sus ojos, cambiando de actitud al instante. Sí, Elaine se dijo que el ex mago había perdido sus poderes y algo de su cordura en el proceso.

— No necesito oír una vez más lo difícil que es esto— soltó con amargura, dando un paso hacia atrás y bajando la mirada al suelo.

Cuando Merlín había conocido a la joven hechicera, había mantenido su pose de desconfianza y reticencia, pues no todos los días se conocía a alguien que pudiese hacer magia, a pesar de que en sus tiempos Merlín había sido mucho más poderoso que Elaine. Sin embargo, unos días después, había visto que tenía el potencial para conseguir algo que nadie había hecho y ahora más que nunca necesitaba ayuda de la magia para lograrlo. Puesto que él ya no era capaz de controlar esas fuerzas ancestrales, estaba dispuesto a aferrarse a un clavo ardiendo, en este caso personificado en la muchacha que tenía delante.

Así que, le había contado su propósito. Debía evitar a toda costa que su espada volviese a caer en malas manos y debía ayudar a salvar a los Fey. Merlín sabía que eso persuadiría a Elaine, hasta la misma chica tenía seres queridos con sangre Fey corriendo por sus venas y no era ajena al martirio y sufrimiento al que el pueblo estaba sometido. Y, además, por mucho que la joven no lo mostrase muy a menudo, sabía de su lealtad a sus seres queridos, sabía que su instinto de justicia era fuerte y no se detendría hasta conseguir su meta.

— Todos lo dicen porque no creen que seas capaz de unirte a los Paladines— Merlín habló de nuevo, recordando que todos los que habían oído rumores y estaban al tanto del plan de Elaine pensaban que era una locura destinada al fracaso. — Pero es precisamente si lo haces cuando pueden suceder cosas horribles.

Elaine entrecerró los ojos y frunció el ceño, aunque tras conversaciones con sus allegados ya sabía a qué se refería. La chica debía ganarse la confianza del Padre Carden, mostrándose como una devota a la fe dispuesta a acabar con los Fey costase lo que costase. Ella misma había tenido dudas acerca de las probabilidades de éxito de aquella misión. "El padre Carden odia la magia. ¿Por qué iba de aceptarme en pequeña secta?", había preguntado con sarcasmo y amargura, sin embargo, la respuesta que había obtenido le había mandado escalofríos por todo su cuerpo.

ENEMY ──── cursed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora