CAPÍTULO IV

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Cuando uno de los paladines fue a buscar a Elaine a su improvisada tienda, ella ya estaba lista para ese paseo con el Padre Carden y el Monje Llorón. Al menos físicamente, su mente aún no asimilaba lo que estaba a punto de hacer. La joven no había podido descansar mucho, pues por la noche había gastado mucho tiempo en lavarse un poco y cambiarse de atuendo, además estaba el asunto acerca de sus dificultades para conciliar el sueño por sus pesadillas. No obstante, ahí estaba con expresión seria saliendo de la tienda de campaña con el pelo suelto y adornado con una pequeña trenza.

El paladín se quedó a su lado mientras otro aparecía en escena con Medianoche, dándole entonces las riendas del caballo a su dueña.

— Gracias— respondió ella educadamente, para luego montarse sin ayuda de aquellos hombres que entonces la acompañaron, o más bien la escoltaron, hasta un claro del bosque.

Otros pocos paladines se encontraban allí junto a Carden y al Monje Gris, todos se encontraban montados en sus caballos. Elaine se sintió algo descolocada al ver que todos la esperaban, no obstante, lentamente se acercó a los dos hombres, siendo recibida por una breve afirmación de cabeza del Padre Carden.

— Bien, ya podemos empezar— anunció con voz firme.

En cuanto dijo eso, el Monje Llorón se puso en marcha y echó a trotar sin esperar a los demás. El Padre Carden no tardó en seguir su camino, de modo que tras poner los ojos en blanco ya que nadie podía verla en ese instante, Elaine cogió las riendas de Medianoche y lo espoleó para que saliera detrás de ellos.

Elaine no pudo evitar echar la vista arriba y contemplar el paisaje mientras se mantenía a lomos de su caballo. El cielo estaba más claro y despejado que la noche anterior llena de nubes y chubascos, también notó que el olor a tierra y a hierba mojada entraba en sus fosas nasales, ayudando a calmar sus preocupaciones mientras no perdía de vista al Monje Gris ni al religioso.

El siniestro y extraño secuaz del Padre cabalgaba con decisión, como si supiese a dónde ir en el momento exacto. Elaine había notado en más de una ocasión que era remotamente imposible que aquel individuo fuese bueno rastreando por casualidad, nadie tenía ninguna precisión tan buena y acertada. Nunca había dicho nada, en primer lugar, porque prefería no pensar en la persona que había conseguido lograr una reputación en la región a base de asesinatos. En segundo lugar, porque si acababa diciendo algo que no debía, ella misma podría llegar a ser la asesinada.

Elaine sacudió la cabeza y se concentró en seguir la marcha que llevaban, los paladines les seguían de cerca listos para ayudar si hacía falta, como las marionetas que eran. Siguieron así varios minutos, varios momentos hasta que el bosque le volvió a resultar a la muchacha familiar y se dio cuenta de que habían entrado de nuevo en el territorio del que habían escapado el día anterior.

— ¡Tened cuidado! — el Padre Carden advirtió al notar esto también.

Elaine y el Padre disminuyeron la marcha, siendo entonces alcanzados por el grupo de paladines. No obstante, el Monje Llorón siguió a un ritmo rápido, causando que Elaine alzase una ceja para mirar a su alrededor. La muchacha de cabello oscuro observó el paisaje, vio unas cuantas flechas clavadas en los árboles y estaba segura de que divisó un par de cuerpos tendidos en la flora del bosque, no obstante, no fue eso lo que le llamó la atención.

— Sangre— no tardó en decir en voz baja, aunque lo suficientemente audible para que el Padre Carden lo pudiese entender.

Sin bajarse del caballo, Elaine dirigió a Medianoche hacia unos arbustos que estaban impregnados de una sustancia roja y con cuidado, la tocó para observarla. Ya sabía que era imposible detectar cuánto llevaba ahí y a quién pertenecía, sobre todo después de la lluvia. No obstante, si había algo que podía hacer. Apretando sus dientes, la joven se concentró canalizando la magia que sus hechizos le otorgaban y en cuanto se llevó un dedo a la boca, sus ojos se tornaron de un ligero color violeta.

ENEMY ──── cursed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora