CAPÍTULO V

1K 132 6
                                    


Por mucho que Elaine hubiese querido obtener respuestas y calmar su curiosidad e intranquilidad, los planes no habían salido como ella había deseado. En vez de poder dedicarse a alertar a los Fey y a comprobar si la espada que Merlín deseaba destruir era la que había causado aquello, el Padre Carden le había encomendado salvar al paladín que había sido atrapado.

— Querida— había dicho— obra una vez más tú magia, nos encargaremos de que sobreviva.

Elaine lo había hecho dócilmente, aunque por dentro estuviera deseando dejarle morir. Tampoco quería avisar de que, a juzgar por sus heridas, infligidas por una magia muy poderosa, no podría recuperarse y lo más probable era que sufrieran otra pérdida en aquel grupo. El caso era que había usado sus propios encantamientos para ayudar a los demás a rescatar a su compañero, todo esto mientras Carden se despedía del Monje Gris, que iba a cumplir su objetivo de buscar y acabar con la chica Fey.

Mientras estaba trabajando y siguiendo su labor, Elaine había contemplado el breve intercambio de palabras entre ambos y la muchacha había deseado con todo su corazón que el Monje no pudiese encontrar a la chica, que ella tuviese un golpe de suerte y que no lograse darle muerte. Porque si lo hacía, si conseguía la famosa espada y se la daba al Padre Carden, estarían todos acabados y su tiempo infiltrada en aquel nido de ratas no habría servido para nada.

Elaine habría sugerido acompañar al fiel ayudante del padre con el objetivo oculto de sabotear sus intentos de encontrar a la joven Fey, sin embargo, Carden la estaba obligando a cumplir sus tareas de curandera y no podía oponerse a los deseos del líder de los Paladines Rojos.

No obstante, cada segundo, minuto, hora, que transcurrió desde que consiguió rescatar al paladín, no dejó de pensar en el Monje Llorón y en su presa. Abandonaron aquel lugar y volvieron al campamento con los demás, había que atender a los heridos con urgencia, de modo que Carden no tardó en anunciar que seguiría los consejos de Elaine y ordenó que todos cabalgasen a la aldea más cercana para poder obtener ayuda.

Fue una noche sin descanso para el grupo, aunque Elaine estaba acostumbrada y en el fondo agradecía aquella parada en el camino. De este modo, la hechicera podría descansar en un suelo firme y seco y se daría un buen baño en condiciones, al menos esperaba poder hacerlo. No obstante, conforme se acercaban a la civilización y Elaine veía a dónde estaban yendo, tragó saliva y maldijo en su interior a aquella abadía.

Si Elaine ya detestaba estar rodeada de religiosos, ver que iba directa a un sitio en donde solamente habría más personas que compartían la causa de Carden le hizo poner los ojos en blanco mientras se acercaban. Parecía que la calma que Elaine esperaba poder obtener por una vez no iba a llegar nunca.

— Vamos, hay que llevarlo dentro— anunció Carden conforme entraron en el camino y se bajó de su caballo.

Elaine hizo lo mismo y cogió las riendas de Medianoche para seguir los pasos del padre con cautela y precaución, mirando instintivamente a su alrededor al no sentirse nada segura en ese entorno. A veces seguía sintiéndose una extraña junto a los paladines, al fin y al cabo lo era, aunque en la superficie todavía gozase del poder de su protección.

Elaine observó cómo Carden se acercaba a la camilla del hermano herido y vio también cómo estaba su cuerpo, dejando ver unas marcas que Elaine atribuía a la magia de los Fey, magia que no iba a ser muy fácil de combatir, y una gran marca causada sin duda por la Espada de Poder.

— No está sanando— informó alzando la voz la propia morena, leyendo los pensamientos de Carden.

— Por eso lo hemos traído aquí— Carden se volvió hacia ella con una mueca de altivez y orgullo, ante la cual Elaine asintió y calló siguiendo a los paladines mientras se adentraban en el lugar. — Vamos, llevadlo a la enfermería. Si no le curan, arderán en el fuego como los Fey— informó una vez más. — Y cerrar las puertas, que no entre ni salga nadie.

ENEMY ──── cursed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora