xviii. el desorden mundial

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VIEJOS DEMONIOS,
capitulo dieciocho: el desorden mundial!


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          JOY TENÍA QUE HABERSE ESPERADO QUE AQUEL ENCUENTRO PODRÍA CONDUCIRLOS A ALGO QUE ERA MÁS PROFUNDO EN ESE ICEBERG. Más viniendo de la mente maestra de Wong, o, aparentemente, alguien que realmente no era Ada Wong (según la advertencia de Eider Kennedy al apuntarle y disparar). Chris no podía verse más que confundido al ver que ellos la necesitaban viva, como también de la sorpresa de tener la presencia del matrimonio Kennedy en la ciudad en búsqueda de esta misma mujer como también de la presencia del consejero de seguridad Derek C. Simmons, quien parecía ser el autor de varios crímenes que ellos desconocían. La cantidad de información que pudieron conseguir era más que precisa como lo había dicho la menos de los Kennedy: el presidente estaba muerto y el verdugo estaba en aquella misma ciudad y, juzgando con la presencia de la muchacha, eso significaba que la hermana mayor había cruzado caminos con su familia para entregar a Eider a salvo — lo cual dejaba a Emma y Marion sin más opción que unirse a otro pelotón con las tareas de limpieza.

          Entonces, en ese momento, cuando Wong decidió escapar: ellos decidieron cumplir su palabra.

          La arrestarían y la pondrían bajo su custodia.

          Ella podía tener las respuestas para detener todo el desastre.

          (O podía llevarse esos secretos a la tumba.)

          Piers Nivans condujo con grandes ánimos el vehículo militar junto con Fiona Galloway, mientras que Joy y Chris abrieron fuego para poder abatir el vehículo por donde se movía Wong sin ánimos de detenerse. La perra no moriría, aunque el coche volcase, pero Joy deseó secretamente que ocurriese eso, al menos el mundo se encargaría de tener una escoria menos entre sus pares. Sin embargo, las intenciones de su marido eran más que claras, lo cual significaba arrestarla y llevarla a la justicia — a pesar de que, en aquel edificio, por más que Joy le diese vueltas, él estaba más que dispuesto a apretar el gatillo y terminar con el asunto. De alguna forma, Williams agradeció enormemente la interrupción de los Kennedy. La persecución los llevó hacia un buque de carga, donde aterrizaron con el vehículo antes de descarrilar y Joy debió haber perdido la consciencia por un rato, porque al despertar, Chris estaba arrastrándola hacia un lugar con cobertura.

          —¿Qué mierda...?—balbuceó ella confundida.

          —¿Tomando una siesta, cariño?—preguntó Chris colocándola contra la pared—. No pensaba que hayas cambiado a conductas tan imprudentes en el campo de batalla.

          —Ja, lo dice el que recibió un baño con su trago por ser grosero con una mujer—replicó ella rodando los ojos y la mirada que le dio Chris era bastante apenada—. Para tu consuelo, yo te hubiera lanzado el vaso por la cabeza.

MORTALITY ━━ Chris Redfield ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora