i. una tercera rueda

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NUEVOS DIOSES,
capitulo uno: una tercera rueda!


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Kampala, África del Este — 17 horas después.

          JOY NUNCA CREYÓ QUE LAS PESADILLAS PODRÍAN VOLVER A SU SUBCONSCIENTE MIENTRAS DORMÍA, después de todo, ella pensaba que había pasado ese ciclo de tener pesadillas que no le permitían dormir por las noches como lo eran hacía trece años. Sin dudas, ella no debía subestimar el poder que tenía su mente al pasar en un estado tan vulnerable como lo era el descanso. A veces, ella tenía que mantener su guardia baja y empezó a hacerlo con la presencia de Jill y Chris durante sus años de convivencia, hasta que luego solo fue Chris quien podía sostenerla durante sus sueños. Sus pesadillas eran cambiantes, referentes a distintas etapas de su vida: como lo fue su fatídica emboscada a su pelotón en Irak, como lo fue el incidente en la Mansión Spencer en Raccoon, como lo fue Rockfort hasta la pesadilla del Zenobia, como fue el salir despedida junto a Jill por la ventana para poder salvar a Chris de Albert Wesker. Ella repetía ese mismo momento una y otra vez en su cabeza, como si se tratara de un disco rayado.

          Ambas mujeres caían.

          Solo una salía con vida.

          Joy recordaba gritar el nombre de su compañera, como también el de su marido.

          Con tanta, pero tanta desesperación.

           (Ella odiaba con todo su ser sentirse así.)

          Era algo frenético, que provocaba un temblor en su interior, un escalofrío que la recorría entera. Hasta había veces que ella tenía pesadillas con Chris recibiendo ese golpe que Wesker estaba dispuesto a darle, observando como su cuerpo caía sin vida al suelo y ella allí, con una herida por su propio cuchillo incrustado en el hombro — Jill fue la única que saltaba por la ventana y Joy se quedaba sola en aquel lugar. Ella recordó llorar, al menos hasta que Chris la despertó de dicha pesadilla. Volver a la realidad le trajo un alivio que ella no esperaba encontrar en ese preciso momento. Chris le miraba desde su lugar en la cama que compartían en el hotel, con gesto preocupado.

          —Lo siento—balbuceó ella removiéndose entre las sábanas—. Fue una pesadilla. Lamento haberte despertado.

          Chris alzó una mano para limpiarle una lágrima que corría inadvertida en su mejilla—No tienes por qué, Hattie. Para eso estoy aquí, vamos, ven—él abrió un brazo para atraerla a su cuerpo y ella se recostó contra su pecho, sintiendo el ruido del latido del corazón de su pareja—. Se me da muy bien dar abrazos, por lo que me han dicho—Joy no habló y el castaño terminó por envolverla en un abrazo, su mirada fija al techo mientras ambos estaban en un silencio cómodo.

          Redfield decidió no forzarla a decir nada y simplemente se dedicó a acariciar la espalda de su mujer.

          Joy nunca se había sentido tan contenida como en ese momento.

MORTALITY ━━ Chris Redfield ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora