Queridos lectores, tengo que dejar este anunció. La siguiente escenas es +18, si no eres mayor de 18 o eres sensible a temas sexuales, te recomiendo no leer este capítulo...
- ¿Estás segura? - Teo tenía su rostro cada vez más cerca del mío y me miraba directo a los ojos.
- Sí- asentí yo, con una pequeña sonrisa.
Él acarició mi mejilla con una mano y acercó su rostro al mío para besarme. Me besó con suavidad, la misma que podría sentirse con una pluma rozando la piel. Nuestros labios se abrieron lentamente y él buscó mi lengua, acariciándola con la suya en cada movimiento. Poco a poco mi cabeza bajó hasta apoyarse contra la manta. Acaricié su cabello con los dedos, enredándolos en sus rizos rebeldes. En cuanto su boca se separó un poco de la mía, abrí los ojos y me mordí él labio...
- Teo... Yo... No sé qué tengo que hacer...- le dije con un poco de miedo, un sentimiento que tampoco había sentido antes.
- ¿Cómo que no sabes? ¿Es tu primera vez? - respondió él con sarcasmo sonriéndome sobre los labios mientras me daba otro beso fugaz- solo tienes que hacer lo que sientas... Por ejemplo yo...- tomó una de mis manos y comenzó a besarme con suavidad el brazo mientras la piel se me erizaba- yo siento que quiero besarte en cada rincón- lentamente sus besos fueron fueron subiendo.
Con el corazón latiéndose a mil por hora, hundió sus labios en el hueco de mi cuello e instintivamente eché la cabeza hacia atrás, sintiendo una extraña electricidad recorriendo todo mi cuerpo.
Apreté los párpados y por un segundo solo me dejé llevar, pensando qué era lo que yo quería en ese momento. Deslicé mi mano hasta su cuello y mis dedos descendieron por su pecho hasta encontrar los botones de su camisa. Se los desabroché con cuidado, mientras él seguía dándome besos húmedos en el cuello y sentía que mi zona más íntima palpitaba con fuerza. Cuando llegué al final de la camisa, él se separó un poco de mí y me sonrió, ayudándome a quitársela. Observé en detalle sus músculos, su piel pálida y suave... Los abdominales marcados en su estómago firme. Sus brazos nudosos... se los acaricié también, sintiendo que su piel se erizaba igual que la mía. Teo volvió a besarme, esta vez con más ganas... Con cierta ferocidad, mientras yo le respondía con las mismas ganas. Con cuidado se colocó sobre mí y yo separé un poco las piernas para dejarle lugar. Sus manos se apoyaron sobre ellas y me acarició de forma ascendente, hasta llegar a los muslos.
- ¿Puedo? - me preguntó, refiriéndose a mi vestido.
Tragué saliva, nerviosa, algo temblorosa y asentí, con una pequeña sonrisa.
- No tienes que tener miedo- me susurró él, mientras yo notaba las estrellas sobre nuestras cabezas, reflejándose en su piel.
Teo tomó mi vestido y lo subió con un movimiento sencillo y yo lo ayudé con cierta torpeza. Por Zeus ¿Era una diosa o qué?
- Lo siento- le dije mordiéndome el labio y él sonrió y sacudió la cabeza negativamente, para que no me preocupara.
Entonces fui yo quién lo besó, envolviendo su cuello con mis brazos. Su pecho se apoyó en el mío, nuestras respiraciones se volvieron más agitadas y sentí como lentamente me desabrochaba el brasier y lo apartaba hacia un lado. Había una pequeña, ínfima parte de mí que se preocupaba porque jamás había llegado tan lejos y porque estaba quedando totalmente desnuda delante de alguien... Pero el resto de mi persona me gritaba que estaba bien, que estaba segura porque estaba con él.
Acaricié su espalda con los dedos, sintiendo sus músculos tensarse con cada movimiento. Sus labios volvieron a recorrer mi cuello y lentamente fueron bagando por mi pecho hasta el ombligo. Ni siquiera podía explicar lo que sentía en el cuerpo, me estremecía y apretaba los labios para no soltar ningún gemido.
ESTÁS LEYENDO
El Descenso de Atenea
FantasyCuando en un pueblo llamado Moonbay, comienza a haber incendios y muertes inexplicables incluso para los mismos dioses, Zeus decide que es momento de enviar a la diosa más sabia e inteligente a investigar que sucede. Atenea desciende al mundo humano...