twenty five

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— La buena noticia es que se donde esta el libro o quien lo puede tener, la mala es que es Camille

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— La buena noticia es que se donde esta el libro o quien lo puede tener, la mala es que es Camille. — habló el brujo mientras observaba el marca páginas.

— ¿Esa zorra chupasangre? — se alarmó la ojiazul cruzándose de brazos.

— Después de lo que la hicimos dudo mucho que nos quiera ayudar. — admitió la pelirroja negando con la cabezada.

— No tendrá otra opción, créeme. — aseguró el rubio observando a la ojiverde.

Ambos mantuvieron la mirada del otro durante algunos segundos. Después el rubio se retiro del lugar con un largo suspiro. La peliblanca se sintió ligeramente violenta al ver la situación en la que se encontraba su hermana. No podría ni imaginar que sucedería si Alec fuese su hermano secreto. Pero por suerte, no lo era.

Clary suspiro con cansancio, ya que esta situación la estaba empezando a superar. Solo quedaban el brujo, la loba y el shadow hunter. El primero captó las indirectas que la peliblanca le enviaba con las maridas y se despidió de la pareja deseándoles suerte por su nueva relación. Eso le hizo preguntarse a la ojiazul que tipo de relación mantenían el azabache y ella. Claramente eran más que amigos, ¿pero eran pareja?

— Me alegra que nos hayamos alejado de todo ese barullo de gente. — habló el azabache avanzando hacia la peliblanca pues esta se encontraba al otro lado de la mesa.

— Realmente pensaba que ibas a echarme a patadas. — admitió la chica con una carcajada observando los ojos de Lightwood.

El azabache iba a responder pero un taconeo lo interrumpió. Se trataba de su madre que se aproximaba a la pareja con decisión. La ojiazul decidió alejarse un poco pues sabia que si Maryse la odiaba, ahora debía estar deseando su muerte.

— ¿Se puede saber que has hecho? ¿Que has hecho a la familia?— le recriminó a su hijo.

— No he hecho nada que os afecte. — afirmó el azabache.

— Ya lo creo que sí, ¿o acaso eres un egoísta ingenuo? — reprochó ella — Esta boda fue tu plan desde el principio y ahora nos has humillado frente a todos los miembros respetables de la clave? — habló con ojos cristalinos — Ya ni te reconozco. — añadió.

— Soy el mismo de siempre, solo he seguido mi corazón. — respondió el joven.

— Y todo por ese chucho pulgoso. — habló con despreció observando a la peliblanca.

La ojiazul la observó con el ceño fruncido, era algo obvio que esas dos no se llevaban nada bien y eso causaba aún más curiosidad al joven Lightwood. Marys se retiró del lugar con tanta rapidez como le permitían sus tacones y esta vez fue el padre de Alec quien se acercó.

— Dale tiempo. — pidió observando como su mujer caminaba con prisa.

— ¿Y tu que opinas? — preguntó con decisión el de ojos avellana.

— El mundo esta cambiando, ¿cuánto tiempo lleváis con esto? ¿O estáis enamorados? O... — quiso saber el hombre.

— ¿Enamorados? No, no...es algo diferente... — se quiso explicar el azabache pero las palabras adecuadas no salían de su boca.

— Es algo reciente. — habló la peliblanca acercándose a ellos y poniendo una mano sobre la espalda superior del azabache.

— Ya... — respondió el mayor de los Lightwood— Voy con tu madre. — fue lo único que dijo y se retiró del lugar.

El joven Lightwood dejo escapar todo el aire que estaba reteniendo mientras trasteaba con el botón de la manga de su camisa. La chica observó la incomodidad del azabache por lo que decidió cambiar de tema.

— ¿Sabes? Me he dado cuenta de que aún no hemos tenido ni una cita. — comentó sonriente observándole.

— Si, es verdad. — admitió el de ojos avellana con una sonrisa ligera — ¿Quieres...ir a tomar algo alguna vez? — preguntó el chico desviando su mirada a la joven.

— Me encantaría. — respondió la chica tomando una mano del azabache y dejando caricias en esta.

( . . . )

Alec se adentro en el pasillo de habitaciones tras escapar como pudo de la conversación tan incomoda que tuvo con sus padres. La ojiazul lo esperaba nerviosa pues sabia que sus padres debían estar odiándole por montar aquella escena con ella.

— ¿Que tal ha ido? — preguntó la joven mirando al azabache.

— Ha sido horrible. — respondió el chico suspirando — Nunca los había visto tan...enfadados. — añadió mirando al suelo.

— Oh...bueno, dales algo tiempo. — sugirió la chica.

— Eres medio inmortal, el tiempo esta de tu lado. — aclaró el de ojos avellana mirando a Grace.

Este comenzó a andar y la chica lo siguió.

— Después de lo que he hecho, no creo que me perdonen. — continuó hablando con un tono severo y calmado.

— No subestimes el amor de un padre o una madre. — reconfortó la joven agarrando léveme tengo el brazo del chico haciéndole girar — ¿Te arrepientes? — inquirió con temor.

— No, para nada. — respondió el chico clavando su mirada en la de ella — Solo es que paso todo tan deprisa, no tuve tiempo de pensar en nada. — hizo una pequeña pausa — Quiero saber si Lydia está bien, le debo muchísimo. — finalizó.

— Aunque me cueste admitirlo, yo también le debo una. — admitió la peliblanca con pesar — Oye Alec...¿y si empezamos poco a poco? — sugirió la chica mirando aquellos ojos avellana que la volvían débil — Empecemos por esa cita que me debes. — añadió divertida.

— Si claro, hagámoslo. — aceptó el chico sonriente mientras entraba al despacho.

La ojiazul iba a sugerirle un restaurante que ya había visitado pero se quedo callada al ver a la rubi tirada en el suelo. El azabache rápidamente se acerco a ella con Grace a su lado. Lydia se encontraba inconsciente. La de pelo platinado le tomo el pulso desde el cuello y después miro al azabache asintiendo. Este sacó su estela del bolsillo de su pantalón y remarco la runa de curación para despertarla.

— Ve a buscar ayuda. — pidió el azabache a la de ojos azules.

Esta se levanto corriendo mas se detuvo en el umbral de la puerta al escuchar la débil voz de Lydia.

— Hodge, ha sido Hodge. — susurró sin a penas energía.

WOLVES HOWL                                   [Alec lightwood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora