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— ¿¡Por qué no me has dejado seguirles!? — reproche al azabache, quien se encontraba de espaldas debido a mi desnudez

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— ¿¡Por qué no me has dejado seguirles!? — reproche al azabache, quien se encontraba de espaldas debido a mi desnudez.

— Era demasiado arriesgado, eran mas que tú y podrían...haberte hecho daño. — esto último lo dijo en un susurro pero debido a mi capacidad auditiva logré escucharlo.

— ¿Puedes...puedes prestarme tu chaqueta? — pregunté con cierta vergüenza.

Normalmente no me suelo cortar tanto delante de un chico, aunque siempre he estado rodeada de lobos y lobas. Pero con Alec todo es complicado. Me gustaría ser tan atrevida e impulsiva como suelo ser, pero se que si hago eso solo lograré espantarlo y una parte de mi quiere evitar eso a toda costa.

— Ten. — estiró el brazo hacía mi sin darse la vuelta.

Cogía chaqueta de cuero que siempre solía llevar y me la coloqué subiendo la cremallera. No me sorprendió ver que me quedaba ligeramente por encima de las rodillas, este chico es realmente alto. Salí del arbusto en el que estaba y volvimos al interior de la casa.

Lamentablemente no quedaba ropa que me estuviera bien sin calcinar por lo que seguimos buscando por la habitación de Clary. Alec se puso a revolver todo, incluso tiró bolsas y cajas contra las paredes.

— Alec tranquilízate, romper cosas no nos ayudará en nada. — suspire sentándome en la cama que antes me pertenecía a Clary.

Por la puerta de la habitacion aparecieron Izzy y Jace, este último mas nervioso que nunca. Parecía que los ojos se le iban a salir de sus órbita.

— ¿Donde está? — pregunto Jace. Estaba fuera de sí.

— Ella y el tal Simon se empeñaron en venir. — se excusó Alec.

— ¿Simon? ¿El mundano estaba aquí? — esta vez fue Izzy quien preguntó.

— Alec, ¿donde esta Clary? — la mirada de Jace estaba fija en la de Alec.

El azabache se rasco la nuca nervioso pero no contestó, cosa que impaciento aun más al rubio. Quién se encaró con el de ojos avellana. Decidí ponerme en medio de los dos, pose una mano en el pecho de Jace y ejercí un poco de fuerza.

— Él no ha tenido la culpa, Calry fue quien se escapo. — sentencie clavando mi mirada en los ojos del rubio.

Este alternó la mirada entre yo y Alec. Finalmente Jace salió con prisa del lugar, seguido por Izzy aunque esta no salio con ma misma prisa. Escuche como Alec soltaba todo el aire que estaba conteniendo mientras rascaba su nuca.

— Tranquilízate, al menos sabemos que ha sido la manada de Nueva York. — me giré para encararle.

— Tú...¿formas parte de esa manada o sabes donde se esconden? — pregunto con un atisbo de esperanza en sus ojos.

— Yo no formo parte de manadas, pero se donde pueden estar. — sonrío ligeramente y salimos del cuarto, siguiendo los pasos de los otros dos.

( . . .)

Estábamos en una especie de callejón lleno de pintadas por todos lados. Jace intentaba rastrear a Clary por medio de un dibujo suyo, pero no servia de nada. Al ver que nada hacia efecto, Jace optó por el rastreo parabatai. Una mala idea a mi parecer.

El rubio le dibujo una runa a Alec en la mano y ambos sujetaron el dibujo de Clary formando un aura alrededor de este. Observe el rsotro de Alec, como miraba a Jace y como su cuerpo le estaba pidiendo a gritos que se lanzase a él. En un rincón oscuro de mi mente surgió una imagen, con el mismo escenario solo que esta vez yo ocupaba el sitio de Jace.

Los gritos de ambos muchachos me sacaron de mi mundo de imaginación devolviéndome a la realidad.

— Es tu culpa, ¡debías protegerla! — exclamo Jace más que furioso.

— Clary se escapó y yo fui tras ella para porotaegerla, no he hecho nada que tu no harías. — se excusó el azabache.

— ¡Si, perderla! — escupio Jace — A lo mejor no eres tan bueno como mama dice. — añadió.

— ¡Jace! — gritó Izzy en forma de reproche.

— ¿Tan ciego estas por tus sentimientos por Clary que no puedes ver a los demás? — contraatacó Alec.

— Chicos basta. — hablo Izzy.

Ambos le hicieron caso y se mantuvieron en silencio observándoselo con rabia. Finalmente Alec terminó caminando en dirección contrario a la que nos encontrábamos. Suspire pesadamente y fui tras él.

— Si vas a venir con el mismo cuento de siempre, ahórratelo. — sentenció sin detenerse.

— Alec, se perfectamente que no es tu culpa. — intenté animarle, aunque bueno contando con que probablemente me odia, no servía de mucho.

— ¿No se te ocurre ningún lugar? — preguntó nuevamente parándose y posando su mirada en mí.

— Hay un lugar, pero es demasiado obvio. — me encojo de hombros.

— Podemos probar. — murmuro — Por favor, Grace. — suplicó.

Fije mi vista en sus ojos y estos reflejaban la culpabilidad que cargaba a sus espaldas. Y no os imagináis el efecto que tiene su mirada en mi. Realmente podría estar horas mirándolos.

— Bien, pero he de hablar con alguien primero, vuelve con ellos. —

Este asintió formando una ligera sonrisa, símbolo de que poco a poco empezaba a agradarle.

[ . . . ]

El lobo corría al lado del hombre de tez morena. No había duda, Simon y Clary estaban en el Jade Wolf. Luke tiró la puerta de la enorme caja de metal en la que se encontraba Clary.

— ¿Luke? ¿Grace? — preguntó desconcertada.

El animal se acercó a ella de manera pacífica haciendo que la pelirroja empezase a acariciarle el lomo. Luke le hizo una seña al lobo para que asegurase el perímetro mientras él explicaba algunas cosas a Clary.

WOLVES HOWL                                   [Alec lightwood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora