Capítulo 7 - la fuerza de un niño, la decisión y el deseo de una diosa novata

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Para cualquiera que estuviera cerca de una parte de la muralla se preguntarían por los extraños sonidos del metal chocando con el metal, sin embargo, para un niño peliblanco, los sonidos eran cosa de su esfuerzo, sus dos dagas estaban desenvainadas mientras bloqueaba los ataques de su hermano y de Aiz.

Bell y Aiz estaban teniendo problemas, si bien la niña ya había entrenado antes con Ren, ahora podía decir que su maestro no se estaba limitando como antes, por su parte, Bell se estaba preguntando como Ren podía contenerse tanto.

De repente, él fue lanzado hacia atrás volando unos metros, aterrizando con unos golpes, levantándose tan rápido como le fue posible esquivando de manera efectiva un estocada que creo un corte profundo en el suelo, sus ojos parecieron brillar por un momento cuando con la daga de su mano derecha empezó a bloquear o desviar los ataques de Aiz, mientras le lanzaba la otra daga a Ren, efectivamente haciendo que se detuviera de atacar a la niña delante de él después de tener que desviarla.

Otra daga fue desenfundada y en un movimiento circular, el peliblanco menor se encontró bloqueando dos ataques, cada uno proveniente de sus costados, una mueca se formó en su rostro cuando tuvo que aplicar más fuerza en su brazo izquierdo que en el derecho.

Aiz estaba impresionada, ella sabía que Ren se estaba conteniendo, demasiado, pero le sorprendió que Bell fuera capaz de retener ambos ataques, sus pensamientos llegaron a un punto de que él ya había perdido cuando el otro brazo del peliblanco mayor bajo, la espada carmesí creando un corte incluso en el aire.

Los ojos de los presentes se abrieron cuando la daga que antes había sido lanzada empezaba a caer delante de Bell, el niño, en una rápida sucesión de pensamientos, dio un pequeño salto pateando la daga, enviándola contra la espada carmesí.

El impacto fue suficiente para desviar un poco el ataque de Ren, la daga volvió aparecer delante de Bell, quien ahora empujo a sus dos contrincantes en direcciones apuestas, una daga siendo lanzada hacia Aiz, ella esquivo el ataque, no dándose cuenta de que el niño ahora estaba delante de ella en una increíble muestra de agilidad, la daga blanca extendida a su cuello.

Bell se percató de la espada que apuntaba a su corazón, entonces decidió fijar sus ojos en los de la niña, el rojo rubí se encontró con el dorado y como si se hubieran comunicado a través de ellos, ambos centraron su atención en el otro peliblanco, deteniendo con dificultad sus ataques, ambos tuvieron que usar ambas manos solo para contener la fuerza que ahora Ren estaba usando.

El peliblanco mayor sonrió cuando vio sin palabras, solo una mirada les basto para unirse contra él, su sonrisa solo creció cuando dos magias empezaron a ser convocadas.

-Despierta, tempestad, Ariel – Aiz casi grito, el viento envolviéndola a ella y su espada al instante.

-Raikiri – Bell declaro, su brazo izquierdo extendido hacia su hermano.

Ren salto dando una voltereta hacia atrás mientras cortaba el ataque mágico de Bell, impidiendo que la muralla fuera golpeada, de reojo vio más allá de la muralla, el ejercito de Rakia ya no estaba, cosa que al principio lo tranquilizo, permitiéndole centrarse en sus pequeños oponentes.

Los ojos de Ren brillaron en carmesí cuando un escudo de fuego lo protegió de un firebolt lanzado a quemarropa por Bell, dirigió una de sus espadas detrás suyo, bloqueando el ataque de Aiz, sin embargo, sus sentidos gritaron cuando el poder mágico empezó a estallar de Bell.

Las campanas sonaron, los ojos de Ren se centraron en su ahora completamente blanco hermano, sus ojos se entrecerraron cuando un brillo negro, en contraste con el de Bell apareció a su alrededor.

El regreso de los más poderososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora