Capítulo 4 - Notando que perdí la noción del tiempo

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Ren no sabía que le estaba ocurriendo en los últimos días, sus recuerdos estaban desorganizados además de creer que habían pasado siete años, maldijo el hecho de pasar tanto tiempo en los nuevos pisos que estaba mapeando.

Razón por la cual un día se levantó pensando que los sucesos de hace una semana fueron hace siete años, el suspiro que soltó poco después le recordó que supuestamente debería estar protegiéndose mejor de los ataques de los monstruos a su alrededor, aunque para su alivio, si así se quiere decir, los monstruos eran lentos bajo su percepción.

-Debo estar bastante mal, si confundí siete días con siete años tal vez sea hora de relajarme y darme unos días de descanso de ti – dijo Ren mirando a la nada mientras se refería al calabozo.

Este pareció darle la razón cuando de repente el camino se despejo, haciendo que Ren parpadeara un par de veces riendo a carcajadas un poco después, si él no estaba enloqueciendo entonces no sabía que le ocurría, tal vez debería pedirle a Astraea que le ayude un poco con su problema o tal vez ver discutir un poco a Kaguya y a Ryuu sería suficiente.

Sí, definitivamente él no se encontraba bien, por más gracioso que le resultara ver discutir a ambas chicas no era lo correcto, él de verdad tendría que empezar a dormir bien o mejor dicho, empezar a dormir, por culpa del hecho de haber estado ayudando en todo para buscar a los últimos remanentes de Evilus, lamento el no haber logrado atrapar a ese tal Jura ayer pero el hecho de que de repente fuera capaz de llamar a un lambton que le permitiera su escape fue algo que lo irrito.

Cuando llego a al gremio, Ren fue inmediatamente halado a un cuarto privado del gremio, ahora estando recostado sobre las piernas de Rose mientras ella acariciaba su cabeza.

-Has estado bajo mucha presión estos últimos días, ayudando con Evilus y explorando los pisos ultra abismales según tú, ahora duerme, te lo has ganado después de hacer que el gremio te deba toda una sección de Orario – dijo Rose con un tono burlón y cariñoso.

El chico solo cerró sus ojos no queriendo enojar a la mujer que fue capaz de halarlo sin que él se diera cuenta por completo, no supo como pero cayo dormido en tan solo segundos, para alguien como él, que podía pasar semanas sin dormir, gracias al calabozo y a peleas de enorme duración con ciertos monstruos legendarios, fue extraño pero no le importo, solo disfruto del tiempo de descanso que aprovecho por completo, si las ojeras desvaneciéndose con el paso de los minutos y horas decía algo.

Nadie se atrevió a regañar a Rose una vez que ambos salieron de aquel cuarto después de cuatro horas, Ren no comprendía como fue que ella no se aburrió esperando durante tanto tiempo, no pregunto cuando vio la alegre cara que tenía, decidió dejarlo pasar, por el momento.

No le sorprendió encontrarse con una situación incómoda cuando decidió visitar a la diosa Astraea después de haber comprado unos dulces y un poco de té, no contuvo su risa al ver a Ryuu y Kaguya pelear, eso aligero el ambiente cuando dejo la bolsita de dulces en la mesa más cercana a la vez que la taza de té para Astraea.

-Gracias Ren-kun – Astraea agradeció al chico, su habitual voz calmada, en contraste con todo lo que ocurría a su alrededor.

-Veo que te terminaste acostumbrando a esta rutina Astraea-sama – expreso Ren, un poco de diversión en su voz.

-Veo que te diviertes con mi dolor de cabeza – Kaguya hablo, el típico veneno al que Ren ya se había acostumbrado.

-No sé a qué te refieres Kaguya, solo aligere el ambiente – no hubo enojo, ni irritación, solo un poco de diversión.

-Hmph, si claro – la chica con constante kimono empezó a irse.

-Gracias por dejarme llamarte por solo tu nombre, sin honoríficos y eso – Ren bromeo, irritando y sonrojando un poco a la espadachina quien lo empezó a atacar.

El regreso de los más poderososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora