Capítulo 9 - una pequeña renart y una declaración de guerra

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El brillo de argonauta había envuelto por completo a ambos niños, brindándoles un aspecto divino pero peligroso en el caso de Bell con sus ojos rojos resplandeciendo como si de un demonio se tratara.

Phryne sintió terror ante la vista del niño delante de ella, sus sentidos se alteraron cuando escucho pasos detrás de ella, su calma regreso cuando su diosa se paró a su lado con el "comerciante" unos pasos detrás de ella.

-Acaba ya con el niño, Phryne, quiero realizar esta transacción de sumo valor – exigió Ishtar, no es que Bell supiera su nombre.

Enojándose más por las palabras de la diosa Bell habló – no me importa si eres alguien importante o una diosa o lo que sea, no dejare que lastimen a esta niña.

-Debe ser realmente un tonto si cree que puede pasar sobre mí – expreso Ishtar con algo de irritación.

En ese momento Bell sintió el peligro, por lo que acerco más a la renart hacia él, no permitiendo que viera algo, por su parte, el peliblanco miro fijamente a los ojos de la diosa, el violeta brillante mirando fijo a al rojo rubí resplandeciente, el niño ignoro todo lo demás, no presto atención al cabello morado, al tono de piel moreno, el atuendo revelador a lo amazona y los rostros sorprendidos de la misma diosa y su dependiente.

Él sintió algo intentando dominarlo, sin embargo, lo aparto como si solo se tratara de una mota de polvo mientras su daga blanca era sujetada con creciente fuerza por cada campanada que se escuchaba, de repente Bell desapareció y a su lado Ishtar casi de manera instantánea escucho los sonidos de pelea, rápidamente giro su cabeza a su izquierda viendo como su aventurera más fuerte se encontraba siendo arrinconada por el resplandeciente niño.

A ojos de la diosa y del "comerciante" el brazo derecho del niño no era más que un borrón blanco, para Phryne ese chico era un demonio, ella lograba bloquear con dificultad los ataques pero con cada instante que sus ojos veían los del niño veía una gran llamarada dirigirse a ella con la intención de devorarla.

Bell solo estaba seguro de una cosa, los dioses no son humanos, eso es seguro y algo que todos saben incluso el titulo lo dice pero lo que él acababa de descubrir era que la diosa de esta aventurera se ocultaba bajo una máscara de bondad, cuando en realidad es una diosa egoísta que solo busca poder por motivos egoístas y justo ahora, él iba a detener todo lo que esta diosa planeara.

Acelero como pudo la velocidad de sus ataques mientras de manera inconsciente empezaba a cargar su segunda magia.

Los ojos de Phryne se abrieron cuando los rayos comenzaron a emanar de la daga sostenida con un agarre inverso, sintiendo como su brazo se entumecía con cada choque, ella sintió el verdadero terror cuando la daga de repente fue lanzada al aire y el brazo de Bell fue extendido hacia ella.

-Raikiri – Bell murmuro, la palma de su mano cerca del abdomen de la mujer sapo.

El rayo la levanto mandándola fuera de la muralla, el niño se había contenido con su ataque mágico, sintiendo justo en ese momento un abrumador cansancio, por lo que sujetando a la pequeña renart en una pose nupcial empezó a retirarse, siendo detenido por la diosa.

-¿Quién eres? – grito ella con ira contenida.

-Más te vale recordarlo – dijo Bell, tensando a Ishtar por la fría voz y los ojos sin brillo – soy Bell Cranel, el segundo de Orario y aquel que supera y cambiara el punto de vista todos en esta ciudad.

Con eso dicho y aprovechando el poco poder de argonauta que le quedaba, Bell desapareció en un destello blanco más lento que cuando apareció.

Aquellos que acompañaron a Bell y se quedaron atrás observando las acciones del niño, vieron como este caía arrodillado con notable cansancio en su rostro pero con una gran sonrisa mientras sus ojos estaban centrados en el rostro de la pequeña renart.

El regreso de los más poderososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora