Capítulo 10

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La mirada de Finn me absorbía, sus ojos clavados en mí, como nadie me había mirado nunca.

Fue entonces cuando cogí las riendas y le besé de nuevo, está vez con determinación. Se estaba generando mucha tensión entre nosotros. Él me seguía y podía notar que, cuantos más segundos pasaban, más compenetrados estábamos.

De repente oímos unos gritos provenientes del piso de abajo y nos separamos. Finn se levantó y se dirigió a la puerta a la vez que yo me ponía los zapatos de nuevo para bajar a investigar qué ocurría. 

Todos se habían amontonado en una  esquina de la casa, al parecer Arthur se estaba enfardando con uno de los invitados traídos por el señor Brown, no me daba muy buena espina. Era delgado y moreno, y se notaba que había consumido drogas por cómo se limpiaba la nariz reiteradamente.

- No te enfades Shelby, es esta señorita la que decide- dijo el hombre cogiendo a Linda por el brazo, a lo que ella intentó zafarse pero no lo consiguió mientras gritaba que la dejase en paz.

- Ni se te ocurra ponerle una mano encima- escupió Arthur, se puso colorado y se acercó violentamente al hombre.

- ¿O qué?- le desafió.

Entonces Arthur le dio un puñetazo en la cara al otro hombre, dejándolo medio aturdido y sacó a su mujer de ahí, la puso detrás de él y le proporcionó otro golpe al invitado, tirándolo al suelo.

Todos los que estábamos allí quedamos atónitos y retrocedimos unos metros, con miedo a que nos pasara algo. Finn, que estaba a mi lado, se adelantó para defender a su hermano en caso de que pasara algo malo, al igual que Thomas.

El señor Brown hizo acto de presencia junto a sus hijos poniéndose en medio de los dos combatientes.

- Eh eh, no quiero sangre. Hemos venido a negociar Richard, por si no te acuerdas - dijo mirando al hombre delgado mientras este se levantaba del suelo limpiándose la boca llena de sangre -. Shelby, mantén a tus hombres relajados - miró fulminante a Thomas.

- Mis hombres saben defenderse - Thomas se acercó a su hermano mayor y le dijo al oído algo que no logré escuchar y acto seguido, Arthur salió del círculo que se había formado a su alrededor junto a su mujer.

- Perdona Thomas, no sé a qué ha venido eso- se disculpó Brown.

- El que debería mantener a sus hombres relajados eres tú - le advirtió Tommy.

Brown bajó la mirada tensando la mandíbula, este trato valía más para él que para Thomas, así que mejor no fastidiarlo así. Después se giró hacia sus hijos y habló con ellos en privado, no me estaba dando buena espina.

Miré a Finn, estaba hablando con Thomas, me miró, se acercó a mí con una mirada seria y me cogió del antebrazo.

- Sal y espérame fuera, mejor nos vamos de aquí - me dijo al oído. Si no viera su semblante asustado debajo de esa expresión seria, pensaría que es una frase muy sexy.

Asentí y cogí mi abrigo, que estaba en la entrada y esperé en el lateral de las escaleras de fuera. Mientras veía como varios invitados se iban, Nick Brown cruzó la puerta. Me vio y se acercó a mí.

- Siento el numerito de antes, supongo que al socio de mi padre se le han cruzado los cables - me dijo sincero.

- No es tu culpa, no te preocupes. Mejor que se quede entre ellos- me apreté el abrigo porque estaba refrescando.

- Tienes frío, ¿quieres que te traiga algo? - me ofreció.

- No, no hace falta. Muchas gracias - le puse una sonrisa.

- Insisto, ponte la mía - se quitó su chaqueta -. Aquí tienes.

Al final la acepté y me la puse por encima de los hombros tras darle las gracias.

- Vamos a mudarnos cerca ¿sabes? - me comentó- Estaría bien saber dónde se pueden tomar unas cervezas por aquí.

- Oh, hay un par de bares en la calle principal del pueblo, no están muy lejos - le dije sonriendo-. La verdad es que siempre me lo paso genial cuando salgo por ahí, además hay muchos chicos de nuestra edad.

- A ver si encuentro a alguien para mí entonces- se rió.

- ¿Una chica para tí? No creo que las haya - me reí.

- ¿Tan feo soy? - se hizo el ofendido pero en el fondo se estaba riendo.

- Cada uno tiene sus gustos, supongo - encogí los hombros.

Estuvimos unos minutos de broma y nos reímos, parece un buen chico. Entonces apareció Finn y nos vio en la esquina. Su expresión cambió y se puso un poco tenso, lo miré y le sonreí. Vino hacia nosotros.

- Lydia, ¿nos vamos? - me preguntó seco.

- Sí, claro. Gracias por esto, Nick - le devolví la chaqueta y nos alejamos de él hacia el coche donde estaba el chófer.

Finn se tensó otra vez, estaba celoso.

- ¿Qué te pasa?- le pregunté al llegar al coche, él no respondió. - Finn.

- Te llevo a tu casa.

- Finn, estás celoso.

- Te digo hace un rato que no confío en nadie, me besas y otro chico te da su chaqueta, no sé qué es lo que quieres - me dice.

- A ti.

No sé cómo pude decirle eso, pero fui impulsiva y lo dije, era lo que pensaba realmente. Finn me miró a los ojos, como buscando verdad en lo que decía, debatiéndose entre creerme y besarme o no creerme e ignorarme.

- Vamos a tu casa - se relajó y sonrió ligeramente aunque intentaba que yo no me diese cuenta.

Una sonrisa se dibujó en mi cara, besar a Finn y ponerlo celoso en un mismo día no era lo que me esperaba cuando he salido de la cama esta mañana.

El camino a mi casa se hizo mejor de lo que pensaba, fuimos hablando de cosas banales y riéndonos juntos. Cuando llegamos a mi casa se bajó del coche y me siguió a la puerta.

- ¿Quieres quedarte? - le pregunté directamente.

- No debería- miró hacia un lado pensativo.

Di un paso hacia él y puse mi mano derecha en su cara, girándola hacia mí y lo miré a los ojos.

- Tú te lo pierdes - le sonreí.

Me giré hacia la puerta de mi casa y el bufó, me agarró el antebrazo, a lo que volví a mirarlo y lo vi con una sonrisa en la cara. 

- Vamos dentro, anda.

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⏰ Última actualización: May 11, 2021 ⏰

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