De un soldado entre las sombras: Parte 2

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Adivinen quien llegó! 

Como siempre decir que Eldarya es un juego hecho por Beemoov.

También que los dibujos están hechos por YeiSi a quien pueden encontrar en Instagram... les dejaré el link  ;) Denle harto amorsh.

Como siempre espero que estén muy bien. Este es el último capítulo del arco de Nevra así que disfrútenlo. 

Cuídense.

...

De un soldado entre las sombras

Parte 2

—Ahora ya sabes quién soy. El resto no es necesario contarlo porque es lo que vivimos juntos.

—La verdad es que no es necesario. —de pronto me miró a los ojos y sonrió divertida. —Aun así, no perdono lo patán que fuiste al principio.

Yo le respondí con una media sonrisa.

—Igual logré que me quisieras... no puedes negarlo.

Erika negó. Comenzó a sonrojarse un poco.

—Creo que... a pesar de todo, eras el que más se acercaba a mí así que pensé que sí podía darte una oportunidad, al menos para hablar solamente.

—Me importabas... al principio te veía como una más del montón. Sin embargo... no sé. Creo que me costaba aceptar que me gustabas. Me costó aceptar que incluso me importabas más de lo que me importaban los demás

—Nevra... tengo una duda. ¿Qué hay entre tú y Chrome?... —preguntó ella de pronto. —¿él sabe que fuiste tú el que lo rescató?

—Chrome sabe lo que debe saber. —aclaré. —Él sabe que sus padres murieron, pero no sabe cómo murieron, no lo recuerda. Quizás lo asocia a la guerra... no lo sé, nunca le he preguntado. Chrome sabe que es bienvenido en Sombra y que confiamos en él, pero no sabe que él debería estar en Absenta, así como tampoco sabe que dentro de unos años deberá ir con su guardia original... Chrome sabe que confío en él, pero no sabe que yo siempre lo estoy cuidando.

Erika me miró y volvió a sonreír, esta vez me dio una mirada comprensiva.

—Él sabe que lo aprecio, pero no sabe hasta qué punto lo quiero. —mis palabras reflexivas pasaron a ser más alegres. —Eso no quita las ganas que muchas veces me han dado de golpearlo, al igual que a Karenn. Son difíciles los adolescentes.

—Irma también debió haber dicho lo mismo contigo.

Yo negué con un poco de tristeza. Me pregunté cuántos problemas debí haberle dado a mi mentora y la paciencia que había tenido conmigo... misma paciencia que yo tenía con mi alumno.

De pronto ella se irguió un poco. Se sentó en la cama y se volvió hacia mí. Puso una mano en mi mejilla para acariciármela. Yo, acostado, la miré a los ojos y sonreí enamorado.

—Pero piensa que son como tus hijos. —dijo como si fuera un consuelo.

—¡Ja! No gracias.

Ella sonrió. Bostezó. Ya eran las 3:35 de la mañana. Yo alargué la mano y le limpié con cariño una lagrimilla que salió de uno de sus ojos cansados. Ambos nos acariciamos la mejilla del otro. Yo quería llegar más lejos así que fui sincero tal como ella quería que fuera.

—Quiero hacerte el amor una vez más. —ella quiso alejar su mano de mi mejilla; yo la detuve con mi mano libre. —¿Te acuerdas la primera vez que lo hicimos?... Nunca lo podré olvidar, y créeme que yo ya he olvidado demasiadas cosas en la vida.

No me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora