Capítulo 35 🏵

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Era de esperase que Mallory viniera, la estaba esperando

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Era de esperase que Mallory viniera, la estaba esperando. Conozco muy buen su nueva faceta y sabía que ella no se quedaría de brazos cruzados al ver que Gretchen no estaba donde se suponía. Me da rabia solo verla, me mintió para desviar el paradero concreto de mi hermana. La odio tanto.

Ella también va a sufrir cuanto tenga mi tan anhelada venganza. Ya entiendo a Gretchen: yo también me vengaría si yo fuese la afectada.

Sonrío cuando Mallory estás más cerca, demostrando que estoy tranquila.

—Abuela Mallory, qué gusto verla —musito mientras bajo las escaleras de la entrada principal—. No la esperaba, ¿a qué se debe su vista?

Mallory también actúa, besando mi mejilla. Entiendo rápidamente lo que quiere hacer. No puede dejarse descubierta habiendo tanta gente a nuestro alrededor. Están los guardias, mi mayordomo y Herman.

Tiene que controlar su furia.

—Vine con la intención de hablar con tu esposo, querida —responde sobando mi brazo—. Pero vi un auto saliendo y supuse que era Ferdinand, así que decidí quedarme para hablar contigo.

Frunzo el ceño.

—¿Se puede saber a qué venía a hablar con mi marido? —pregunto.

—Nada importante, Margaret —se limita a decir—. ¿Entramos? El sol me está matando.

Casi ruedo los ojos, porque el sol ya se está ocultando. Pero aun así asiento y hago un ademan hacia la puerta.

—Por supuesto, abuela —bufoneo, asqueada—. ¿Herman?

—¿Sí? —responde enseguida, sorprendido. Hasta yo estoy sorprendida, no sé de donde salió la valentía para llamarlo.

Tomo una profunda respiración.

—Nunca pudimos hablar sobre lo que quiero que hagas con el jardín principal y trasero. ¿Podrías esperarme en el despacho de mi esposo mientras hablo con mi abuela? Por favor.

Herma luce confundido. Recuerdo claramente esa conversación que tuvimos hace unas semanas. Veo en sus ojos que quiere preguntarme algo, pero se retiene. Finalmente asiente y camina con paso tímido hacia la puerta.

Exhalo aliviada.

—Vamos a la terraza, abuela —propongo detrás de ella.

Mallory se gira, sus ojos oscuros y turbios.

—Me parece una magnífica idea.

Le hago una seña a Blaz.

—Blaz, por favor, ve a la habitación de Ferdinand y búscame un pendiente  —ordeno con palabras claves—. Y lo dejas en mi habitación. Entra con toda la confianza, no te preocupes.

—De acuerdo, señora Schäfer  —murmura—. Ahora mismo me encargo.

—¿Sabes dónde está la habitación? —cuestiono.

CÓNYUGE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora