El Viejo Alfonso

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El viejo Alfonso vive en un basurero. Tomó la idea de una película yankee que vio hace algunos años y en cuanto su esposa murió, víctima de un cáncer fulminante, decidió abandonar todo y mudarse ahí. No le caía bien la gente y creyó que instalarse en el depósito municipal sería la mejor manera de no tener que lidiar más con nadie. Hasta puso un cartel en esa reja tan oxidada como vieja: No se acerquen, acá vive un loco.
Un día encontró una pequeña caja negra de metal. No parecía tener tapa ni ninguna manera de abrirse, pero al moverla se escuchaba que algo rebotaba contra sus paredes y eso fue motivo suficiente para querer romper su resistencia.
Intentó de todo para hacerlo. Usó un pedazo de fiero como barreta, la prendió fuego, la golpeó con todo lo que encontró y hasta le pidió ayuda al que manejaba el camión recolector, con lo que le costaba hablar con la gente, para que le pasara por arriba. Nada de eso sirvió, la caja permaneció en perfecto estado, sin un rasguño.
Después de varias semanas, llenas de intentos e ideas que fracasaron constantemente, el viejo se resignó y dejó la caja en la pila la basura.
Fue en ese momento que sintió un "click" y la vio abrirse de par en par. Se asomó despacio, con un poco de miedo, y encontró cincuenta fotos Polaroid completamente en blanco. Detrás de ellas, pegada al fondo, había una nota escrita con una letra cursiva bien prolija:
Felicitaciones por resolver el misterio. Esta caja se abre cuando logra frustrarte y hacerte perder el interés en ella. Estas fotos en blanco representan los momentos dignos que recordar que perdiste por estar obsesionado y abocado a algo totalmente inútil y sin sentido como esto. Espero que reflexiones y empieces a disfrutar la vida, sin detenerte en cosas sin importancia. El tiempo vale oro.
Cuando terminó de leerla, el viejo agarró la nota y las fotos, las guardó y armó la caja de nuevo muy pacientemente. Después suspiró, miró al horizonte y la revoleó con todas sus
fuerzas del otro lado de la pared.
- ¡A mí no me digas lo que tengo que hacer, caja de mierda!- gritó mientras la veía cruzar la reja lateral y aterrizar en la calle.

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