Deseos

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Me desperté con las manos de mi hijo sobre mi cuello, intentando ahorcarme.
Luché un poco y logré tirarlo al piso. No dijo nada y se fue corriendo.
Enseguida me puse a llorar. Es que no es un mal chico, pero no entiende que por más que lo extrañe todos los días, no me puedo ir con él. Sus hermanos me necesitan acá, viva.

Pequeños Relatos Para Leer en la Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora