VISITA

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Sin soltarse de la mano se quedaron mirando cada restaurante de la plaza y Mei no estaba segura si el cerebro tomo el día libre deliberadamente porque no podía concentrarse en nada mientras que no paraba de ver como estaban sus manos juntas; una acción que Yuzu probablemente hiciera seguido pero Mei no. Eran cálidas sus manos, ásperas por un trabajo que realizo hacía tiempo parecía ser y con una fuerza segura.

-¿Quiere ir a comer allí entonces? –le pregunto con una sonrisa amable.

No tenía idea de lo que le había dicho y preguntárselo sería una falta de respeto y también mancharía su reputación de mujer atenta. Asintió como si le pareciera correcto y Yuzu sonrió de una manera peculiarmente enternecida. Caminaron a un local pequeño, escondido de la vista pero con bastante gente comiendo. Yuzu fue saludada por cada persona que se las encontraba y Mei no pudo evitar preguntarse sobre cómo se ganó esa popularidad.

Tomaron asiento y ordenaron algo que no se molestó su cerebro e escuchar. Miro a Yuzu en ratos cortos y nerviosos. La música era extraña, inglés y aun así esas notas era como escuchar un taladro y luego una especie de sonido agudo que le lastimo un tanto los oídos. El local tenia habitaciones separadas y Yuzu se levantó a cerrar la puerta y regreso a su lugar con una expresión algo aliviada.

-Me gusta un poco más el cover que la original. –dijo tomando su vaso de agua y tomo un sorbo. -¿A usted le pasa lo mismo?

Mei parpadeo un poco y alejo la mirada.

-No escucho música. –confeso algo cohibida. –Suelo oír clásicos y opera… una que otra melodía. Esas cosas, ya sabes.

Yuzu pareció meditar aquello y suspiro.

-Me gusta oír ese tipo de música también, aunque la verdad ese era el gusto más marcado de Luka que mío. –respondió recargándose en su pierna derecha. –Yo… soy más de rock y metal. Aunque en las fiestas ponen de estas.

-¿Este tipo de canciones? –dijo de inmediato con incredulidad.

El sonido era molesto para sus oídos y seguramente en esos lugares estaría la música tan alta que no podría escucharse el pensamiento. El solo imaginar un lugar abarrotado de gente sudorosa, sin buen aire y nada de espacio personal la marearon, su nariz se arrugo y frunció el ceño.

-Supongo que tiene razón, no es muy agradable estar en esos lugares. –concordó Yuzu acariciándose el mentón. -¿Qué definiría usted como una adecuada fiesta?

-Lo mío son bailes de salón, no “fiestas” modernas. –suspiro. –Soy algo… arcaica en esas cuestiones, ¿buscas ideas para el viaje?

-Podría decirse eso. –sonrió. –La pregunta era para conocerla mejor, señorita Aihara.

Mei había escuchado ese “señorita Aihara” tantas veces que no sentía nada, solo que el modo en que lo decía Yuzu tenía una extraña sensación vertiginosa en su mente que empezaba a pensar que estaba enferma o tenia vértigo. Yuzu era una chica extraña en muchas maneras y el estar a solas con ella, recibir su mirada constante y recordar que sus manos estaban juntas le confundía mucho.

Usualmente cuando alguien conoce a otra persona no siente esas cosas, además no se veían mucho sino ocasionalmente como los avistamientos de un cometa y sus conversaciones eran cortas y triviales sin encontrar ningún punto común.

La mesera les entrego la comida; pasta y carne. Yuzu pidió un enorme tarro de cerveza mientras a Mei se le dio una jarra de agua de naranja. Aunque pareciera extraño, Mei sintió ganas de probar de esa cosa que pidió Yuzu pues parecía burbujear con ese color ámbar y espuma blanca. Tanto lo miraba que Yuzu le extendió la bebida y al olerla alejo la cara con expresión asqueada.

SOME (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora