EL PASADO SIEMPRE ALCANZA (2)

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-La verdad, por más que intente ocultarse, siempre saldrá a flote... siempre. Otro dicho es que entre el cielo y la tierra nada esta oculto. -se rasco la barbilla. -Por mucho que ame ambas analogías, es cierto que por la verdad se paga un precio enorme, ¿lo sabias?

Quien estaba frente a él era un joven muy delgado. Tanto que parecía demacrado como un condenado a muerte por cáncer de páncreas. Sus ojos estaban hundidos, las arrugas bajo sus parpados junto a las ojeras le daban un aspecto fantasmal; su piel pálida amarillenta y sus huesos reluciendo como fósiles hacían retroceder a todos. Paso su lengua color pergamino reseco por sus labios y farfullo algo con mueca dolorosa.

- ¿Alguna vez te has enamorado? -le pregunto con tono áspero.

Eso era nuevo. Nadie le preguntaba ese tipo de cosas a ÉL y mucho menos alguien que de un pequeño golpe podrían matarle. Parpadeo como si intentara comprender el cambio de tema y, en los dos segundos siguientes entendió la pregunta y se removió incomodo por primera vez en más de cincuenta años.

- ¿Cómo-?

-Mi padre solía decir que quien sabe leer los hechos puede decir la verdadera historia con una sonrisa en los labios. -respondió rápidamente en un gesto nervioso por hablar y sonrió tímido. -Fotos.

Al explicarlo, removió la oficina con escrutinio firme y no encontró más que cinco fotos de hermosas mujeres, libros de filosofía y arte de miguel ángel. Las plantas artificiales estaban bien colocadas y constantemente limpias de polvo. El olor eran cigarros viejos pero con un toque de licor y desodorante bastante costoso. Ladeo la cabeza, invitándole a explicarse mejor cuando por el rabillo de su visión se sitio la fotografía que tenía con su único amor; ambos abrazándose con una enorme sonrisa mientras detrás suyo estaba el enorme rancho de su familia.

-Las mujeres que tienes aquí son más por encajar a estándares que amor propio, ¿sabes que cada vez que las miras frunces el ceño y bajas los ojos a tu invitado y, con ese malhumor, los azotas? -agito la mano aburrido. -Usualmente las fotografías demuestran a alguien abierto y con algo que presumir, en este caso alardeas de ser un macho galán pero con gustos delicados en literatura y arte, cosa que uno creería te gusta para atraer mujeres. -ladeo la cabeza. -Solo que cuando una mujer está presente el tono es seco y te guías más con ellas para hablar de moda, cosa que usualmente ningún hombre sabe a menos de estar casado, tener hermanas o ser el creador de prendas, y que yo sepa, no cumples ninguna. Además-

-Para ser un joven sin más que apenas la edad para conducir, eres bastante presuntuoso, ¿no crees? -le dijo siseando la amenaza de que o se comportaba o terminaría abierto en canal con vísceras de fuera.

El chico abrió la boca en asombro de recordar su condición pero abochornado por ser regañado. Chasqueo los dedos recordando el motivo de su visita y agito la mano para olvidar el bochornoso episodio. Se mordió el labio y decidió retomarlo con más delicadeza.

-Lo encontré. -dijo rebuscando en su saco que le quedaba muy grande. -Cuando fui al rancho de la familia y... y estaba en el sótano, encontré muchas cosas interesantes allí y-

Con movimientos erráticos enfatizó la desesperación de encontrar lo que estaba en su poder. En lo que atendía eso, quien le miraba estaba perdiendo la paciencia y, sobre todo, tenía miedo. Ese chico sabía mucho y si decía alguna palabra, su vida se iría a la mierda al enterarse de que cuando fue joven cometió estupideces por amor. Y un amor que termino abruptamente cuando su amante corto lazos con él sin avisarle. En el momento que fue a encarar el asunto recibió una bofetada y la amenaza de ser divulgada su relación prohibida con su padre. Oh, su padre, como le tenía miedo a Akira Sagawa. Un hombre cruel, violento y extremadamente sádico que disfrutaba de torturar perros, gatos, cualquier animal en general y sobre todo mujeres, niños, lisiados, discapacitados mentales y homosexuales. Oh, recordaba cuando lo mandaba al sótano a patearlo hasta cansarse y, al día siguiente con un látigo para caballos le azotaba antes de cada lección sobre economía, japones, equitación, negocios y como cogerse a las mujeres.

SOME (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora