Capítulo 6:

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—Vaya… un Shinigami híbrido —una voz socarrona, tranquila, neutral y masculina hace que el Shinigami voltee con la intención de saber quién es ese individuo que ha revelado su mayor secreto sin siquiera conocerlo.

Al dirigir su mirada hacia esa persona se puede observar como su cabello castaño claro se mantiene inmóvil, ya que en ese callejón ni siquiera se asoma una suave brisa; los ojos azules profundos de Norman causan un gran misterio gracias a su profundo intelecto. Sus rasgos se acentúan al mantenerse neutro frente a ese Dios de la muerte, que de alguna forma, en la actualidad, convive entre humanos.

—¿De qué habla, señor? —pregunta el joven al mantenerse muy tranquilo ante esa rara situación. Después de todo es su naturaleza.

El joven solo mantiene tranquilidad al tratar de convencer a ese simple humano —ya que ni siquiera podía sospechar, de que ese humano, es mucho más de lo que puede ver—, de que lo que decía eran puras patrañas o a lo mejor, ese humano, esperaba a que cayera en una simple trampa, pero: ¿Qué ganaría con eso? El joven solo se mantiene en silencio mientras observa a Norman sin detención, ya que eso si es algo inusual.

Por otro lado, Norman, solo se dispone a analizar esa figura que en pocas ocasiones había podido observar, ya que en sus 320 años, ver a alguien así es de muy mucha suerte y coincidencia, y más siendo en plena ciudad de New York, entre los humanos a quienes les quita el alma y las envía por su camino.

Él, solo se dedica a grabar en su memoria esas características únicas de ese Shinigami, como sus prendas rasgadas, cuyo color negro, envuelve su blanquecino cuerpo; en su cinturón de cintura, siendo oscuro, puede observar como cuelga una lámpara grisácea y de metal que contiene un fuego o luz especial ya que su color es verde al igual que cada extremo de la cruz que cuelga de su muñeca izquierda, mientras sostiene una guadaña de hoja muy afilada y larga que se comienza a angostar cada vez más. Los harapos cuelgan cada vez más, ya que en su hombro derecho posee una hombrera enorme de metal. Una larga capucha esconde su verdadero rostro, pero no su verdadera aura que inevitablemente es muy oscura.

Sí, Norman tiene uno de los tantos artefactos creados por él mismo. El artefacto que hoy utiliza, es un collar —no de perro— cuyo nombre es “Illusion” teniendo como objetivo: no caer ante las ilusiones tramposas, como las que usa ese Shinigami.

—Es broma, niño —añade Norman con una sonrisa muy fingida, al tratar de disimular ser una persona común—. Solo lo decía para llamar tu atención, ya sabes, en callejones como estos suelen golpear a personas. Creí que estabas en problemas.

El joven, al escuchar tales palabras, solo se limita a mostrar una sonrisa que parece más una mueca de molestia. Esas palabras idiotas no le daba alguna razón racional para que ese sujeto pudiese mencionar esas palabras.

«Tal vez es un rarito que es aficionado a esos dibujos chinos que hoy en día ven esas personas raras. No sé que Shinigami tan estúpido se presto para eso»

—Gracias por su preocupación, señor —añade el joven con tranquilidad— Con su permiso, tengo que ir a mi trabajo.

Sin esperar más tiempo el joven camina con seguridad hacia la salida de ese callejón, teniendo como primero, pasar por al lado de Norman, a quien lo tomaba como un rarito. Una vez que sale de ese callejón lleno de suciedad, se decide ir a su trabajo, el cual ya asiste muy tarde.

«Hay cada persona en el mundo»

—¡Hey! ¡Oye! —esa voz tan conocida para el joven reportero hace que se detenga suspirando con pesadez— ¡REPORTERO! —grita nuevamente esa persona tomando el brazo del joven— ¿No me escuchas? —pregunta su compañero de trabajo, a quien poco le agrada.

Hunters Of Eternal OlympusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora