Capítulo 4.

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Habían pasado dos semanas sin descanso alguno, y un nuevo ítem se agregó a su lista de quehaceres diarios. Además de ir a la universidad hasta medio día (junto a prácticas), después a la cafetería hasta las cinco, en ese trascurso de tiempo hasta que tenía que volver al club, Cooper se había encargado de monopolizarlo.

No sabía cómo el mayor tenía consciencia de dónde se encontraba, pero a penas salía de la cafetería, era recogido por este e iban a un hotel, a veces hasta en el auto. Era demasiado intenso, a decir verdad, y sentía que iba a colapsar tarde que temprano.

"Creo que has bajado de peso" Habló Katty, mientras Jace se acomodaba un poco para ir al último paso de su rutina. Se volvió a mirar al espejo. Efectivamente, se veían un poco marcadas sus costillas, y su abdomen estaba más plano y contorneado.

Y eso también era culpa de Cooper. Siempre supo el mito de que el sexo bajaba de peso, pero no creyó que tanto ni tan notable. Katty se volvió a acercar a él, y esta vez, con sus dedos recorrió uno de los omóplatos del chico, acariciando la tersa piel, hasta picar en ella.

"Tienes mordidas" Dijo con gracia. "¿Tienes sexo con un tiburón o qué? Te va a terminar comiendo" La chica se alejó, dirigiéndose al tocador y volviendo con una base de maquillaje, además de polvos. Debía tapar esas imperfecciones si no quería que los clientes se desilusionaran.

"No me di cuenta" Se ruborizó un poco, mientras ella repartía un poco de la base por el omóplato del chico, esparciéndola con una brocha.

"Es entendible que estés buscando sexo. En este lugar todo incita a ello" Acarició la piel de Jace, esta vez con algo de polvo matizante. "Además, no poder tener sexo con los clientes debe ser duro"

"No lo es. Prefiero no venderme"

"No me refería solo a eso" terminó, cerrando el polvo y dejándolo en una mesita. Jace se giró, curioso ante las palabras de la chica. "No puedes tener sexo con un cliente fuera de este lugar" Algo dentro de Norman hizo que su alma bajara a los pies al escucharlo.

"¿Qué?" Nunca escuchó tan absurda regla. Katty sonrió.

"Si tienes sexo con uno, significa que en realidad si estás dispuesto a venderte. Así que te despedirían, o tú eliges si comenzar a trabajar también siendo parte del menú" Jace la miró unos segundos, calculando sus palabras antes de decir algo.

"¿Y si a uno no le están pagando? En un caso hipotético" La sonrisa de la chica se desvaneció, y lo atacó con aquellos intensos ojos verdes.

"Meterte con clientes está dentro de las clausulas. Rómpelas y te vas" Su voz de negocios lo heló, porque la chica, en general, era muy suave con todos ellos, casi amistosa. Pero era cierto, eso era un trabajo como cualquier otro, y gracias a este, cuya paga era buena en muchos sentidos, podía pagar la parte que no cubría su beca en la universidad, además de darse algunos lujos.

Algo dentro de él se sintió abnegado. No le gustaba esa sensación, porque el sexo con Cooper era magnifico, y porque él se negaba a perder ese pedazo de su vida. Aun así, arriesgar su futuro, que poco a poco tomaba forma, era, ni cuanto menos, horrible.

.:.

No le gustaba.

En un comienzo, iba a ese club a disfrutar día a día del espectáculo que daba Norman, le encantaba. Sensual, delicado y erótico. Muy fino. Era parte de su rutina llegar a ese lugar, sentarse en una mesa VIP al fondo, y observar al chico durante la media hora que duraba su show. No disfrutaba a nadie más, solo a él. Y le aterraba que su mente solo pudiese encajar al chico.

La adicción continuó hasta que se acercó a Jace. Después se ofreció, siendo negado. Odiaba cuando perdía, pero no lo había dado por hecho. Le gustaba Jace, a nivel sexual era perfecto. Pero su mente era tan dominante y posesiva que no entendía que solo tiraban sin beneficio en medio.

Adicto. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora