Capítulo 6.

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Las siguientes semanas fueron las más duras de su vida, y hasta pensó pedirles limosna a sus padres, pero se negaba a caer en ello. Tener que trabajar en la cafetería era un milagro, al menos le habían ampliado el horario, y así mismo el sueldo. Era suficiente para poder pagar parte de su beca. Por otro lado, sus amigas entendieron su situación, y comenzó a hacer las labores de aseo en la casa, para así pagarles mientras conseguía un buen sueldo.

Buscar otro club era difícil, más después del escándalo que hizo. ¡Pero mejor! Salió de una vez por todas de ese mundo. Por otro lado, su maestra de actuación le informó que había pasado a la obra, y, si triunfaba esta, ganaría algo de dinero.

Pero no era suficiente. La vida en la ciudad era costosa. Tenía casa y estudio. Pero apenas lograba comer lo que sus amigas traían de afuera, pues ninguna de las dos mercaba, él era quien se encargaba de eso; y, sumándole a eso, los pasajes para ir a la universidad, tuvo que comenzar a correr hasta ella o ir en la bicicleta que su atractivo vecino le había prestado.

Iba a colapsar.

"Te ves pálido" Le habló un chico del café, quien se encargaba de la caja. Suspiró. Seguramente lo estaba, y también ojeroso. "Si sigues así, vas a morir"

"Exageras" Esperaba que lo hiciera.

En eso, sonó su celular, y al sacarlo para ver quién era, rodó los ojos.

"¿Quién es?" Habló curioso Jasper, viendo como Jace casi retiraba con fastidio la llamada, para recibir otra casi al instante.

"Un acosador" Cooper no había dejado de llamarlo una y otra vez. Lo había tenido que bloquear de WhatsApp, y ahora, lo desesperaba llamando hasta de números desconocidos a ver si contestaba. Lo que no sabía es que su celular tenía una aplicación para saber quién llamaba, y a menos que fuese un numero conocido, no respondía.

"Deberías contestarle y aclararle que, de no dejarte en paz, lo denuncias" Se encogió de hombros. "O lo asesinas, así te deshaces rápido de él" Lo miró como si estuviera loco, quería creer que Jasper bromeaba, pero lo conocía muy bien para saber que no era así.

En algo tenía razón, debía aclarar las cosas.

"Tomaré un descanso" Jasper asintió, y Jace salió por la puerta trasera, contestando el bendito teléfono. "¿Bueno?" Sabía quién era, pero no sería descortés a la primera. Cuando escuchara la voz de Cooper, lo sería.

"No me cuelgues" Quiso reír. "Y escucha atentamente" Bien, su voz furiosa y casi frustrada lo convenció, así que decidió dejarlo hablar. "Sé que tienes problemas económicos"

"¿Y de quién cree que es la culpa?" Cooper lo ignoró.

"Y yo puedo solucionarlo"

"No quiero tu sucio dinero"

"Cállate, y escucha" De nuevo esa voz demandante que le helaba por dentro. Se calló, como si un maestro lo hubiese reprendido en medio de la clase. "Te propongo un trato, pero tendremos que hablarlo en persona"

"No quiero volverlo a ver, ¿entiende?" Y colgó. Bien, volvió al punto de inicio.

Aun así, casi de inmediato, llegó un mensaje de texto, muy cutre, a su buzón.

Número desconocido: La oferta seguirá en pie.

Sí, claro, como si fuese a aceptar ser la puta de un loco.

.:.

Aun así, al pasar de los días, las cosas no mejoraban. Riele y Juls eran muy desordenadas cuando se lo proponían, más cuando él era quien debía hacer todo; así que era el esclavo de ellas, sin que ellas lo quisieran así, mientras tenía tiempo. Además, la siguiente semana Riele viajaba a Nueva York porque iba a hacer una presentación; mientras que Juls volvería a casa de sus padres en esa temporada de invierno. Lo que significaba: Buscar dinero para mercar. Ambas habían decidido abandonar la culinaria, así que, lo poco que comía, se debía a lo que traían de la calle.

Por si fuera poco, la cafetería no tenía calefacción, por ende, en la temporada de invierno, el trabajo era menos, al igual que las propinas. El frío era tan horrible, que, al no estarse moviendo, sentía que se le iba a caer la punta de la nariz congelada.

La maestra, Diana, había decidido aplazar los ensayos unas semanas, puesto que el teatro estaba haciendo ajustes. Otro dinero extra que no entraba.

Dentro de poco tendría que volver a pagar su semestre, y tenía contados los dólares para ello.

No contó con que necesitara comer.

Se desmayó en una de sus prácticas de ballet, dejando caer a su compañero, y colapsando en el suelo. No recordó gran cosa, solo que todo comenzó a ponerse amarillo, de la nada salían figuras, y al suelo. El golpe lo dejó inconsciente, y su maestra tuvo que llamar a la enfermería de la Universidad para que lo llevaran.

"Tienes inicios de anemia" Lo que faltaba. "Te recomiendo una dieta de rojos. Ya sabes, remolacha, hígado, jugo de mora. Eso ayudará. Además de vitaminas de hierro" Eso había dicho el médico, dándole una incapacidad de tres días, además de una formula con lo que debería hacer.

Miró su billetera... Tenía dinero suficiente para comprar esa dichosa dieta de rojos, también para las vitaminas más baratas que encontraba. Pero... No podría pagar la universidad en la fecha límite y tendría que pagar con intereses.

"Esto es un asco" Se sentó, bajo la fría neblina, en la banca de un parque por el que pasaba. Quería llorar, huir de esa maldita ciudad y volver a su pueblo. Que su hermana lo molestara todos los días; que su madre le enseñara a cocinar más platillos; que su padre lo llevara al colegio a enseñarle a niños a bailar; que su abuela borde con él; y que su abuelo lo lleve al gallinero a corretear gallinas culecas.

Tal vez siempre fue despectivo con su vida de campesino, pero era lo más cómodo que conocía.

Su celular sonó, una notificación. Lo sacó, muy en su contra de moverse, y prendió la pantalla, encontrando un sencillo mensaje.

Cooper: Mi oferta sigue en pie.

¿Por qué todo terminaba así? ¿Por qué un joven pueblerino en una gran ciudad nunca lograba más que meterse en la cama de un hombre rico? Él creía que podía alcanzar las estrellas por sí solo, que podría empujarse desde el final del abismo. Pero... Ya ni siquiera sentía que estuviese al fondo: Más bien creía que estaba enterrado.

Don't wanna grow up

I wanna get out

Hey!, take me away

I wanna shout out

Take me away, away, away, away

Away

No, no quería crecer. Quería ser consentido, quería poder vivir sin hacer mayor esfuerzo. ¿Y a qué costo era esa vida? Tal vez su dignidad valiera estar en una universidad y tener un futuro lejos de su pueblo. Recordaba esos años de púberto donde lo único que le preocupaba era que donde metiera su lengua no tuviese algún tipo de ETS. Disfrutó su juventud, lo suficiente para que esa etapa de adultez no le diera tan duro, porque desde joven supo que tendría que subsistir por sí mismo.

¿Por qué no podía simplemente olvidarse de todo, y dejarle los problemas a alguien más?

Jace: Nos vemos en el Hard Rock Coffe de la ciudadela en media hora.


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Eso de subir dos capítulos al día debería tener premio :( Aunque he actualizado hasta seis capítulos en un día. Osiosi. 

Adicto. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora