Capítulo 18.

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Ese día era especial, y él, más que nadie, lo sabía. Tal vez las navidades dejarían de ser en su apartamento, emborrachándose hasta perder la conciencia, y con Katrina llegando a media noche con una bandeja de feas galletas que intento cocinar, y ambos terminando en una acalorada discusión de deber ir a la mansión de su familia para saludar a su viejo padre.

El problema es que las cosas, aunque tratara de controlarlas, nunca se quedaban a su control, y eso era lo más fastidioso de su vida.

Cuando llegó a su oficina, en uno de los muebles, estaba su padre tomando un poco de zumo de naranja. Era un viejo hombre con algunas canas, barba de candado, un poco más bajo que él, de delgada figura, y una sonrisa que daba a entender que era una buena persona a cualquiera.

Gruñó al verlo, y su padre, giró, sonriendo. Sus ojos eran azules, algo más oscuro que el de Cooper, y tenía el cabello jovialmente amarrado en una coleta baja.

"Cariño" Odiaba que su padre fuera tan suave, tan sentimental. El hombre mayor se levantó, acercándose a darle un abrazo, pero Cooper lo evadió, dirigiéndose a su escritorio. No, no podía amargarse. Hoy iba a tener una genial noche con Jace, sexo en la piscina seguramente, y muchos besos. No iba a dejar que la visita inesperada de su viejo padre lo amargara.

"¿Qué quieres?" No lo miró, se dedicó a prender su computadora para asegurarse de que todo iba en orden en la oficina, y así, poder completar los planos que tenía en mente desde hace unos días, y que estuvo garabateando mientras su secretaria se encargaba de lo administrativo. Extrañaba ser el creativo de la compañía, pero desde que se volvió CEO, era más propenso a tareas administrativas que al diseño.

"No tienes que ser tan duro" Sonrió, acercándose a una silla frente al escritorio que una vez fue de él. Le agradaba ver a su primogénito hacerse cargo de la constructora. Era más, le encantaba lo que había hecho con ella. Pero... No le gustaba la tensión en su relación. Amaba a Cooper, tanto como amaba a Katrina; tal vez más, al ser el mayor, y su adoración.

"Estoy ocupado" Tanteó el correo, dándose cuenta que su secretaria se había hecho cargo, al igual que Katrina. Después de todo, su hermana era también CEO, y, a veces, le quitaba cargos administrativos de encima, cosa que, no admitiría, le aliviaba.

"No creo. Le pedí a tu hermana que aliviara tu carga para hoy"

"No es..." Entonces recordó a Jace, su sonrisa, y, así mismo, la felicidad de Katrina cuando le dijo que no era del todo despreciable. Se silenció, y su padre ensanchó la sonrisa, sabiendo por parte de su hija que su hijo estaba disfrutando del amor.

"¿Quieres ir a tomar un café?" Cooper iba a negarse, pero antes de hacerlo, su padre se levantó. "No se diga más"

Sácame esta noche,

llévame a donde haya música y gente,

y sean jóvenes y tengan vida.

Conduciendo en tu coche,

nunca nunca quiero irme a casa,

porque no tengo (casa).

Ya no.

Y así, fue arrastrado junto a su padre, como un niño pequeño, a la cafetería más cercana. Convenientemente era la de Jace, y, también muy conveniente, el chico estaba de turno con Jasper, el novio de la hermana del chico.

Sus miradas se encontraron unos segundos, pero la retiró para ir a una mesa. Jace no sabía quién era el hombre, pero se hacía una idea por el jodido parecido que tenía a Cooper. Demasiado parecido.

Adicto. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora