Capítulo 7.

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Amaba Hard Rock Coffe. La primera cita que tuvo, cuando fue a una ciudad cercana a su pueblo, fue en uno de esos lugares. La música era genial, y el ambiente igual. Recordaba con nostalgia como esa chica había tratado con él varias veces, y Jace, sin estar seguro de su sexualidad, dejó que ella, junto a los padres de la chica, lo llevaran a ese restaurante.

No lo malentiendan, la chica se volvió una gran amiga suya, pero no pudieron llegar más allá de una cogida de manos, sin sentirse extraño. Fue ahí cuando se dio cuenta que era gay, y después, en un concierto de rock en el pueblo, al que entró de forma ilegal, tiró con un muchacho que le llevaba como dos o más años en un baño del lugar. Ni recordaba el nombre, pero fue un gran día.

Estuvo esperando a Cooper un rato, pues llegó un poco antes, suficiente tiempo, de nuevo, para arrepentirse. Y, aunque deseaba dejarlo botado, porque se lo merecía; no quería tener que volver ante él, humillándose de esa forma, porque, de nuevo, estaba en una crisis.

Había pasado por una farmacia y compró tabletas de hierro, tomando dos con agua de la llave en un baño del centro comercial de la ciudadela. Se sentía algo mejor, aunque estaba seguro de que no era precisamente por las pastillas que no tomó hace más de diez minutos.

Cooper llegó, caminando con elegancia por los pasillos glamurosos de ese centro. Las miradas de las personas lo seguían, y se sintió cohibido ante él. ¿Cómo un hombre tan atractivo estaba tan zafado? Ni idea.

"¿Esperaste mucho?" Sí.

"No" Mintió, y ambos entraron al lugar.

La música comenzó a llegar a sus oídos a medida que entraban por el pasillo, donde una gigante guitarra con música se mostraba en la pared. La canción Bad Guy de la cantante Billie Eilish iba por la parte del coro, y aunque Jace poco conocía de la nueva música, le gustaba esa canción, tal vez por el vídeo.

Miraba todo con sumo cuidado, tal vez no volvería asistir a un lugar así, y estaba pensando con qué pagaría. Tal vez Cooper lo haga. ¡Se lo merece! Hizo que lo despidieran de su empleo simplemente por una cogida. ¿Con que fin? El tipo estaba loco.

"Buenas tardes" Se acercó a ellos un muchacho, alto y demasiado delgado. "¿Necesitan una mesa? ¿Para dos?" Asintió, y el muchacho comenzó a caminar, seguido por ellos, hasta una mesa con dos sofás rojos vino, y una mesa de centro decorada con el vidrio lleno de posters de cantantes que sí reconoció de su adolescencia. "Me llamo Kevin y hoy los atenderé" Les entregó dos menús. "Cuando sepan que van a pedir, me pueden llamar. Bienvenidos a HardRock Coffe"

Ambos se sumieron en un silencio, solo roto por el final de la canción de Eilish, y perseguido por Twenty five pilots. No reconoció la canción, tal vez era Ride. Estuvo unos segundos escuchando atentamente la letra, tal vez el coro le diera identidad a la canción.

"¿Te gusta la música?" Volvió a darse cuenta que no iba solo, y que aquella visita se debía a una razón más importante. Dejó de prestarle atención a la letra de la canción, fijándose en aquellos ojos que prácticamente lo examinaban muy, muy adentro.

"¿Qué era lo que... necesitaba?" No quería dar más vueltas, porque entre más pasara ahí, se daría cuenta de todas las carencias que tenía. El lugar era caro ni cuanto menos, y tendría que buscar en el menú lo más económico, si era él quien pagaría su cuenta ese día.

Cooper solo lo observaba, sin quitar sus ojos de encima del hermoso chico. ¿Hermoso? Lo era, pero jamás le pareció más que sexy una persona, y sexy era un término sexual. Pero Jace lo volvía loco, y era imposible desaprovechar esa oportunidad. Se arregló en el asiento, desatando un poco la corbata y llamando al mesero.

Adicto. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora