Había pasado un mes. El más difícil de su vida, si hablaba sin exagerar. Su hermana había decidido hacerse cargo de lo administrativo de la constructora, y él se tomó un tiempo sabático, para tranquilizarse, puesto que estaba irritable. Decidió empezar a ser creativo, pero cada que dibujaba un plano, su mente volaba al chico rubio que lo encantó desde un comienzo.
¿Qué mierda tenía para enclaustrarlo tanto en sus garras? Su cuerpo, sus movimientos, sus dulces labios y su voz melodiosa. Siempre terminaba queriendo masturbarse, terminar con su sufrimiento. Pero, cada que tocaba su miembro, recordaba el rostro de Jace destruido después de rechazarlo; se sentía sucio, horrible, la peor basura. Y la abstinencia había sido su amiga durante el mes.
Salía a penas de su casa, pidiendo todo a domicilio y abandonando por completo su cocina. Estaba descuidado físicamente, con el cabello un poco más largo y desordenado, una barba de varios días, y unas ojeras que lo hacían lucir aún peor. Como se sentía.
Pero su orgullo, su maldito orgullo, no lo dejaba continuar, sanar, y buscar a Jace. Porque sabía que lo necesitaba como al agua. Lo necesitaba, lo quería, podría hasta decir que lo amaba. Quería tenerlo en su cama, no solo en lo sexual. Quería besarle el cuello, acariciarle la espalda, escuchar su risa suave cuando se sentía amado. Porque él fue el culpable de hacerlo sentir así, y que ambos, inevitablemente, desarrollaran sentimientos por el otro.
Miraba una y otra vez las fotografías del chico en su celular, anhelando tenerlo. Había dejado de responder, su celular no estaba funcionando. Trató y trató de llamarlo. Pero se merecía que no le contestara.
Nadar en su miseria lo hacía sentir más degradado que cuando se miraba al espejo y se encontraba con un Cooper descuidado.
"Deberías ir por él" Le dijo Katrina cuando llegó al apartamento. Siempre con bolsas de comida, a veces con algo de café para que no cayera en la demencia. "¿Sabes dónde vive?" Lo sabía, porque era un acosador que había conseguido hasta su tipo de sangre. Quería todo de Jace, empalagarse de él, y jamás fastidiarse.
"No está ahí" Su voz era rasposa, mientras se encargaba de dibujar en la mesa de centro. Siempre le gustó dibujar, diseñar. Y ver como se creaba en la hoja en blanco un lindo retrato del chico que estaba en su corazón.
"¿Ya fuiste?" Cooper asintió, mientras Katrina dejaba una taza de café a su lado. "Vaya" Si que estaba loco por el chico. Era tierno, tal vez. "¿Y has ido a la cafetería?" Cooper negó esta vez, no se había atrevido a mostrar su cara por el lugar del trabajo de Jace, tenía... autentico miedo al rechazo, a su reacción. No quería verlo llorar, lo rompía por completo. "Deberíamos ir"
"¿Para qué?" Jadeó, dejando el lápiz. "¿Por qué tendría que hacerlo sufrir más? Lo rechacé porque tenía miedo, pero tengo aún más miedo de mí al haberlo hecho llorar" Nunca lo había visto tan sensible, y a Katrina eso le rompía el corazón.
Se acercó a él, abrazándolo por los hombros.
"¿Sabes? No ganarás nada lamentándote hasta morir por no comer" Suspiró, bajando su delgada mano por la espalda de su hermano.
"Te hago daño innecesario, juzgo a mi padre, y ahora lastimé a Jace" Sonaba como un perro herido. Katrina se arrodillo frente a él, y acarició la mejilla poblada de su hermano con los dedos. Los ojos azules del hombre se encontraron con los propios.
"Y míranos, seguimos a tu lado, porque te queremos realmente. Si Jace no entiende tus explicaciones, tal vez no lo valía" Pero estaba segura de que Jace escucharía lo que su hermano quisiera decir. El chico también estaba enamorado de Cooper, lo notaba en sus ojos, lo notaba en sus nervios, y en la forma tan agradable con la que lo trataba. Le tomó la mano. "Ven, vamos a depilarte esa barba. Iremos al café"
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Adicto. |Henray|
FanfictionA veces la vida te da patadas, y debes aprender a vivir con lo que hay. Henry Hart era un chico con talento innato en el baile, pero tenía que usarlo de forma provocativa para poder subsistir. Su carácter era bastante malo, pero lo compensaba con l...