Capítulo 17.

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¿Pensaron que se librarían de mí? 

.::.

Me alejé de todo ello como un hombre ciego,

me senté sobre una valla, pero no funciona.

Sigo consiguiendo el amor (come up with),

pero está tan ajado y rasgado,

¿por qué?

Amor, amor, amor, amor, amor.

La locura se ríe, y bajo la presión nos derrumbamos

¿No podemos darnos una oportunidad más?

¿Por qué no podemos darle al amor esa otra oportunidad?

¿Por qué no podemos dar amor, dar amor, dar amor...?

Tal vez era difícil decir, en su situación, que estaba disfrutando de la misma. Pero lo decía, porque estaba comenzando a admitir cosas que, en un pasado se hubiese negado a comentar por lo menos.

Desde el placer tan ansioso que sentía al estar amarrado y sodomizado, hasta el lujurioso deseo de besar los labios de Cooper. Se volvía loco con la idea, y podía admitir, de nuevo, que no dejaba que su mente divagara lejos de la idea de estar con él. Oficialmente hablando.

Aunque lo suyo era más duradero, ¿no? Después de todo, tenían un contrato, legal. Debía ser suficiente para Jace. Pero no lo era, porque como buen ser humano, deseaba más y más. Llenarse y empalagarse de Cooper Barnes, mientras su mente flotaba en una nube de metanfetaminas, de ser posible.

Jamás probó las drogas, pero en su entorno, las vivió de cerca.

Tal vez probó un cacho de marihuana ocasional, pero ni siquiera le gustó.

"Estás desconcentrado" Habló su amo, acariciándole la espalda con el borde de la fusta, y terminando por darle, con la mano, una leve nalgada en sus hinchados pómulos traseros. Gimió bajito, corriéndose levemente encima de las sabanas, y jadeando.

"Lo siento, amo" ¿Por qué se sentía tan bien ese juego de roles en la cama? No, no es que no amara tener el lado romántico de Cooper, besándolo y acariciándole el cuerpo. Pero ese lado dominante también lo encendía.

Dudaba poder llegar a sentirse suficientemente empalagado a su ritmo.

.:.

"Jace" Lo llamó cuando el joven salió del baño, secando su cabello, y con tan solo un bóxer. Ya se habían visto por completo, eso no debería sorprenderlos. Cooper palmeó su lado en la cama del cuarto rojo, y Jace, obediente, aunque ya estuvieran fuera del juego, se sentó a su lado.

"Dime" Sonrió. Se sentía feliz, en unos días pasaría navidad con alguien después de tantos años lejos de casa y haciendo turnos extra. Cooper giró a mirarlo, con una bolsa de color pastel azul. "¿Un regalo?" No es que no le gustara recibirlos, pero se sentía más que satisfecho al lado de ese hombre.

"Tómalo" Lo hizo, y abrió la bolsa, encontrándose con unas zapatillas de ballet negras. Miró la etiqueta, casi asustándose al ver la marca. "No sé mucho de esas cosas, pero sé que iniciaras con tu carrera de bailarín en el teatro"

Dios, Dios, Dios. Jace sintió que no podía ser más perfecto todo. Jadeó alegre, y se lanzó encima del hombre, abrazándolo. Tenía que aguantar las ganas de llorar, pero era imposible. No, no era el caro del objeto, ni siquiera la razón de ello. Era que... Cooper lo escuchaba tararear una y otra vez su ideal de empezar a bailar, y el hecho de que hiciera eso, de que no lo ignorara, valía más que cualquier zapatilla profesional de ballet.

Adicto. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora