Adicto. |Henray|

Capítulo 13.

Los aeropuertos le gustaban, muy en contra de su necesidad de montar en un avión. Solo le gustaba el aroma peculiar de estos, y ver a personas de un lugar a otro, con emoción debido a que tomarán un avión. Aun así, no pensó que su hermana llegase en avión. ¡Él tuvo que salir en tren! Vaya injusticia social. Igualmente, el aeropuerto del pueblo no era muy grande, y salían, por lo menos, cinco vuelos al día, que eran muy pocos comparados con los de las grandes ciudades.

Aun así, su hermana decidió pagar grandes cantidades por el vuelo, porque, bueno, su hermana era algo lucida con sus cosas.

Y lo demostraba al verla caminar hacia él por la salida, con un bolso de mano de prada y una maleta de viaje rosa chicle; además, unas gafas de Chanel. Su cabello iba ondulado, y en su mano su celular caro. ¿En qué carajos trabajaba esa niña para comprar tales cosas? Ah, cierto: Era reina de belleza del pueblo. En esos concursos de los condados, ella participaba y siempre ganaba.

"Sigues igual de bajita" Comentó cuando ella estuvo cerca. La chica alzó sus gafas, poniéndolas en su cabeza. Sus ojos iban delineados a la perfección, alargando sus azules, casi verdes, ojos.

"Veo que por fin decidiste comprar ropa decente, hippie" Estiró con sus manos, delgadas y con uñas largas, su bolso de mano, seguido de su maleta de viaje. "¿Tienes carro o pido un Uber?"

"No, señora. Nos vamos en buseta" Ella hizo una cara de espanto que le sacó una gran risa. Despeinó el cabello rubio de la chica, molestándola. "Mentiras. Iremos en taxi" La vio suspirar, aliviada. Jace rodó los ojos, y comenzaron a caminar hacia la salida, donde había una corta fila para tomar un taxi.

Al subir, Jace indicó el apartamento. No era un barrio malo de la ciudad, más bien, era donde se concentraban los estudiantes universitarios.

"Ahora, dime, ¿quién te compró esa ropa?" Soltó una risa.

"¿Por qué crees que yo no puedo comprármela?"

"Oh, vamos. Te he rogado mucho tiempo que cambies esos trapos de bandas de rock, no son de tu estilo, siendo gay y bailarín. Aun así, después de casi un año, llegó y te veo con una chaqueta de Armani, unos lentes de lujo sin aumento de Chanel, y una camisa de Lacoste. Nene, dudo que con tu trabajo de mesero y tus presentaciones puedas comprar ropa más cara que tu vida"

"Gracias" Suspiró con sarcasmo. Su hermana era una metida, prepotente y habilidosa chica; tan analítica que le sorprendía que no hiciera psicología, en cambio, se encargaba de hacer desfiles. La observó por el rabillo del ojo, ella no dejaba de estudiarlo.

"No me digas..." Su rostro brilló, casi chillando para tomarlo de los hombros, zarandeándolo. Vaya fuerza que se gastaba. "¡¿Tienes un novio rico?! ¡Al fin te sacarán de esa pobreza! ¡Qué emoción! ¿Es guapo y ardiente? ¿Qué tal el sexo?"

"Son preguntas que no quiero responderle a mi hermana" Oops.

"¡¡O SEA QUE SÍ!!" El conductor casi se estrella por lo asustado que quedó con ese grito. Su hermana lo zarandeó más fuerte, cada vez mareándolo más. ¿Por qué tuvo que decir eso? Se hubiera negado, porque era la verdad. Ahora no había quién le sacara de la mente de su hermana que no estaba saliendo con un hombre rico y ardiente.

Solo era su... sumiso.

.:.

Bien, ¿por dónde se empezaba? Siempre le fue difícil dar disculpas, y, aunque se hubiese tomado su tiempo planeando su siguiente movimiento, estaba nervioso de tener a Katrina frente a él en aquel restaurante, simplemente mirándolo, pero sin hacerlo, casi con temor.

Habían peleado porque... Katrina le insinuó que estaba enamorado de Jace, cosa que, en su momento, le pareció completamente loca. Pero que, en retrospectiva, ya no le estaba luciendo tan fuera de lugar. ¿Qué podía hacer? Se emocionaba con el chico, le gustaba estar con él, y... Besarlo era maravilloso, se estaba volviendo adicto a esos labios. Y estaba mal, y por eso, admitirlo, solo haría más reales esos sentimientos.