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◜🛩⋆彡ᵎ ִֶָ are we your daughters too?
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━━━━━━━━━━━ ❨✩❩ luce ༉
LA PRIMOGÉNITA DE ESTRELLA DE LA MAÑANA SE REMOVIÓ EN SU CAMA, extrañando a los amigos que había dejado atrás en Greendale cuando su padre la obligó a mudarse de ciudad con el fin de mejorar sus estudios, y así estar a la altura de su apellido.
—¡Ahora vivo en Los Ángeles! —exclamó la morocha sin pizca de emoción alguna, pero con cierto tono de incredulidad—. Debería de estar dando brincos de felicidad, pero es muy difícil sin ti.
—Extrañándote a millas de distancia —tarareo Nick, su mejor amigo, al otro lado de la línea telefónica. Luce podía saber aún sin estar a su lado que se encontraba bebiendo.
—Dijiste que necesito mi espacio, pero no necesito espacio —se queja haciendo un puchero, rodando en el colchón. De acuerdo, su padre no había sido la razón por la cual se encontraba en aquella ciudad—. Necesito que vengas a mí. Creo que soy alérgica al resto de personas.
—No es mi culpa que decidieras tragarte tus sentimientos por Dorcas —carcajeó, soltando un bufido después de recuperar aire—. Ahora estoy muy seguro de que eres tú la que debería venir y ser una Morningstar. Huir no es algo de tu familia, si mal no recuerdo, Lucifer cayó por defender y seguir a su corazón.
—Él tiene razón, Lu, pertenecemos juntas, y lo sabes —la bruja soltó un grito de temor, cayendo de la cama ante la inesperada voz en su habitación.
—¿Luce? ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
—Sí, sí, Nick —balbucea levantándose del suelo, sacudiendo su ropa a la par en que regañaba a Dorcas con la mirada—. Pero te llamo más tarde, luego te explico. Adiós.
—Adiós.
—¿Qué haces usando proyección astral, Dorcas? Estoy muy lejos de Greendale, y los pajarracos llegaran más rápido —miró a su ventana, donde ya se encontraba posada la primera ave—. ¡Ahí!
—Veo que tienes los dientes manchados de vino —esquivó, sonriendo dulce, pero que en el rostro de Dorcas solo podía verse tétrico.
—Sí, y nuestros ojos están irritados —rodó los ojos, acercándose a la figura—. Creo que las dos estamos tan jodidas.
—Y eso está bien, Lu —se inclinó a ella con la intención de acariciar su mejilla, fallando en el intento cuando su mano atravesó su piel—. Sé que no estás allá por tu padre.
—En realidad sí lo estoy —giró dando la espalda, organizando sus libros de hechicería.
—Luce, ambas sabemos los sentimientos qué hay de por medio en nuestra amistad —la alcanzó colocándose frente a ella—. Tienes mi corazón y tienes mi cerebro, así que súbete a un avión.
—Espera, ¿Por qué de pronto decidiste hacer todo esto? Estabas con Melvin, según recuerdo —con la cabeza en alto se sentó sobre su escritorio, jugando con su cabello.
—Lo sabes perfectamente. Discutimos antes de marcharte y nunca he sido yo la que ha soportado estar lejos de ti.
Un silencio se extendió en la habitación.
—Y porque Nick me contó la verdad.
—¿Cuál verdad? —cruzó su pierna sobre la otra, levantando la ceja.
—Correspondes a lo que siento por ti —se arrodilló frente a ella, sus ojos mantenían un brillo de esperanza.
—¡Oh, bien! —admitió—. Es un maldito traidor, pero si ya está dicho y hecho, lo acepto. Deseo estar contigo.
—Solo toma tu auto y ven rápido, en ese caso. Estarás en mis brazos. Tu padre va a amarme, no puedo decir lo mismo de tu familia Spellman.
—Bueno, ya yo me arreglaría con ellos. Es algo automático, ninguna de mis parejas les ha gustado.
