A Freya le parecía hermoso lo delicados y vulnerables que llegamos a ser cuando tan solo somos unos bebés.
Sostenía a su hermano entre sus brazos, moviéndolos de lado a lado con suavidad bajo la atenta y enternecedora mirada de su madre.
Las mejillas rechonchas de Axel le recordaban a un hámster con la boca llena de comida y sentía la suave respiración del pequeño, nunca se imaginó sosteniendo entre sus brazos a su hermano, nuevo miembro de la familia.
-Se te da bastante bien cariño.- Linda sonreía complacida mientras tomaba de nuevo en brazos a su hijo con cuidado de no despertarle.- Seras una buena madre en un futuro.
Freya se sintió halagada por el comentario, pero contuvo sus ganas de decirle a su madre que no estaba en sus planes de futuro casarse ni tener hijos, era una mujer demasiado tradicional con esos temas y no quería fastidiar ese momento.
-Siento que tu cumpleaños no esté siendo uno de los mejores.- Linda se acercó a la cuna y depositó a Axel en esta, arropándolo con cariño.
-No importa mamá, sé que Axel te da mucho trabajo y que papá está muy ocupado, ya no soy una niña.
Ese día cumplía dieciocho años, no iba a decirle a su madre que en realidad ella se esperaba otro tipo de día por supuesto.
A pesar de que sus deseos eran otros era muy consciente de que no podía ser, y quería demostrarle a su madre su madurez, cosa que estaba consiguiendo, pues Linda se acercó a ella y la envolvió en un cálido abrazo.
-Parece que fue ayer cuando tú estabas en esa cuna.- Susurró mirando ahora hacia Axel.- Eras tan pequeña y tranquila, apenas llorabas, no como este gamberro. Dijo de forma cariñosa.- Ahora eres toda una mujer.- Pellizcó sus mejillas para después repasarla de arriba a abajo.- Estoy segura de que en nada y menos llegarás con un pretendiente.
Freya tan solo acertó a sonreír sin saber que palabras emplear.
Quería decir que no necesitaba a ningún hombre en su vida para ser plenamente feliz, pero al ver la deslumbrante sonrisa plasmada en el rostro de su buena madre decidió que cerra la boca era la mejor de las opciones.
-Oh...- Linda se llevó una mano a la cabeza y cambió su expresión a una de espanto.
-¿Mamá?
-Se me había olvidado...tengo que llevarle a la señora Wild una cesta de fruta.- Miró el reloj.- Se está haciendo muy tarde...- Chasqueó su lengua.- ¿Puedes llevársela por mí, cielo? Todavía tengo que hacer algunas cosas en casa y...
