El frío azotaba el cuerpo desnudo de Bakugou, eso fue lo que le sacó de su profundo sueño. Observaba con aburrimiento y cansancio el exterior del tunel, el día estaba nublado y la luz era escasa. Al parecer el clima no iba a ser muy bueno en esas semanas...
Aunque pronto dejó de interesarse por el tiempo al escuchar el arrastrar de las sábanas rozándose con el cuerpo de Freya que se hallaba a su espalda completamente dormida. Bakugou volteó su cuerpo apoyándose sobre uno de sus codos para observar desde arriba a la muchacha, la cual estaba encogida con ambas manos posadas bajo su mejilla. Si se movía un poco más uno de sus pechos quedaría a la vista del joven vagabundo que no hizo más que sonreír al ver a la muchacha en ese estado.
Se había dado cuenta de que le había robado las mantas durante la noche hasta dejarle completamente expuesto al frío, cosa que lo más seguro habría hecho sin querer. Bakugou solo pensaba en una cosa en esos instantes y es en lo bonita que era.
No pudo evitar pasear las yemas de sus dedos por la mejilla de Freya, todo mientras su sonrisa se suavizaba cada vez más, pasando de ser burlesca a ser dulce y cariñosa. Sus dedos se arrastraban por su piel, bajando por su cuello con letanía, apartando algunos mechones para dejar la zona expuesta fijándose en las pequitas que decoraban su hombro, las cuales se dedicó a trazar con los dedos creando sus propias constelaciones con ellas. Con aquello poco a poco estaba sacando a Freya de los brazos de Morfeo, observaba como sus gruesas cejas se crispaban un milisegundo y su nariz se arrugaba ligeramente cosa que hizo reír al rubio.
-Mh...- Freya se removió, dejando a la vista el verde de sus ojos muy poco a poco, hasta que estos se enfocaron en los orbes carmesíes de Bakugou, más suavizados y relajados que nunca.
-Buenos días su alteza.- Susurró él acercando sus labios a los de ella mientras hablaba con cierta picardía.
Freya alcanzó a sonreír somnolienta para después depositar un pico en los labios de Bakugou, quien se dedicó a pasear su mano ahora por las curvas de la muchacha, tan bien definidas que daba gusto mirarlas, al menos eso es lo que pensaba Bakugou.
-¿Cuánto tiempo llevas despierto?- Preguntó con voz agotada y pastosa.
-Poco.- Bajó su mano hacia su trasero y le dio un breve achuchón para después acercar el cuerpo de la muchacha al suyo.- ¿Te gustó lo de anoche? Fue tu primera vez... al fin y al cabo.
Freya asintió con lentitud mientras se apoyaba sobre sus manos e iba alzándose hasta que las mantas resbalaron por su cuerpo dejándolo completamente expuesto a ojos del muchacho, quien no perdió detalle de ni una sola zona de ella. Y es que le gustaba todo, desde su cabello rojo hasta la delicadeza que la envolvía.
