Caminando Contigo

Bienvenida a Suna

--Es un buen clima para viajar.-- Dijo Temari, Shikamaru la miró cuestionando su cordura. Para él 37 grados centígrados no entraban en el concepto de "buen clima"

--Deberías venir en días de canícula y entenderás que hay cosas peores que vagar con 36 grados.-- Explicó la rubia ante la mirada de su pareja.

Ambos cargaban sus mochilas de viaje mientras se adentraban en el desierto, la casa de campo había quedado a sus espaldas, pues ahora era momento de regresar a sus respectivas aldeas.

--¿Es una invitación?-- Preguntó moviendo una ceja sugerente.

--No lo creo.-- Cortó ella. --Te quejas mucho del clima, dudo que lo resistas.-- Lo molestó pellizcando su mejilla.

--Entonces ve tú, el clima allá es mucho más fresco y si lo prefieres podemos estar toda tu estancia en el bosque, es obvio que te gustan más las plantas que las personas.--

--Iré en un mes a reunirme con el Hokage, espero que mi guía tenga esos días libres, entonces.-- Él se acercó para tomarla por la cintura y su semblante cambió entrecerrando los ojos con curiosidad.

Shikamaru notó como el color en los ojos de Temari resaltaba más con el sol pegando tan directo en su rostro. Una mueca parecida a una sonrisa surgió inconscientemente en su rostro.

---¿Qué ocurre?-- Preguntó la rubia.

--Tus ojos.-- Respondió.

--¿Qué tienen mis ojos?-- Algo confundida.

Él frunció el ceño concentrándose en encontrar las palabras correctas.--Son... muy, muy lindos... y el sol al fin les hace justicia.--

Temari tuvo el reflejo involuntario de desviar la mirada apenada, pero volvió a mirarlo, contemplando a Shikamaru cara a cara. No sabía cuando fue el momento exacto en que el holgazán ninja de la hoja había madurado, pero estaba agradecida de tenerlo ahora como hombre.

Había silencio mientras ellos solo se contemplaban, fue ella quien se acercó para besarlo y fue bien recibida, le parecía gracioso que ahora tuviera que ponerse de puntitas para besarlo cómodamente cuando en un principio ella era más alta.

Unos instantes después la rubia se alejó.-- Suficiente, andando que es un largo camino para ti.--

Nara gruñó. Rápidamente le robó un último beso casto y se dio la vuelta para comenzar su viaje.-- Nos vemos en un mes, problemática.-- Levantó su mano derecha en señal de despedida, aún sin voltear.

--¡Cuídate!-- Le gritó ella porque cada vez estaban más alejados.-- ¡Y escríbeme cuando puedas!--

Ella ya no podía ver su rostro que tenía una sonrisa enternecida.

Temari no tardó en volver a la aldea, había mucho movimiento en las calles, la gente iba de un lado a otro por los mercados y tiendas, un claro ejemplo del progreso que estaba teniendo Suna. La kunoichi se sintió orgullosa de poder ver de esta manera su ciudad natal.

Se dirigió a la torre del Kazekage, había gastado cada minuto posible con Shikamaru, por lo que ahora debía volver para organizar todo lo que sus hermanos hubieran arruinado en su ausencia.

Cuando llegó a su oficina, en el tercer piso de la torre, se sorprendió al no encontrar la pila de documentos que esperaba en su escritorio. "Tan mal están las cosas aquí que ni siquiera me han traído el trabajo." Bufó.

Revisó rápidamente la oficina, buscando algo fuera de lugar, pero todo estaba en orden, luego fue a la oficina central, donde se encontraba el Kazekage. Llamó a la puerta de dos toques.