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Era en una de los urbes más reconocidas por sus habitantes de bajos presupuestos, las avenidas eran tan foscas por la miseria de faroles y sus pistas con baches incontables

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Era en una de los urbes más reconocidas por sus habitantes de bajos presupuestos, las avenidas eran tan foscas por la miseria de faroles y sus pistas con baches incontables.

Los niños se perseguían riendo en conjunto jugueteando con pequeños pedazos de tela tiradas por el amanecer en los vastos contenedores de basuras de un color verde desgastado.

En la vetusta relataban lo peligroso de sus calles, entre las personas murmuraban que si entrabas eras condenado a ser lastimado y salir sin tus pertenencias.

El valor de las personas se desvanece al pisar la incompleta pista o el temor se apoderaba de sus cuerpos huyendo, un tipo acaudalado pasaba en buscar de pequeñas criaturas como víctimas con el único deseo de obtener esclavos.

El cigarro entre sus labios delgados es absorbido tirando por su boca el humo mientras comentaba con su sonrisa la desgracia de sus víctimas nuevas.

Sus bolsillo repletos de efectivo le satisfacían completamente, hasta deducía tener el mundo a sus pies, esos ojos que tiene demuestra su malicia y la gran carcajada que siempre soltaba al ver la desgracia ajena era su risa diaria .

Nadie llegaba a descifrar los colores que se combinaban entre sí dando el llamativo color de estos, todos bajan la mirada cuando está presente, observa a cada pequeño menor de edad jalandolos sin permiso arrastrando a sus torturosas mansiones.

La mujer con un aspecto nefasto abraza a su hijo con sus delgados brazos acariciandolo mientras lo refugia de las garras de ese hombre malvado, sabía el futuro que le tocaba a su hijo si él lo encontraba.

El hombre chasquea sus dedos señalando al pequeño rizado para que lo agarren a la fuerza, esos hombre tiran a la mujer lejos agarrandola mientras lastiman cada parte de su cuerpo por lo brusco que son, apenas se movían luego que quedarse inmóvil por los golpes.

Sus ropitas estaban desgastadas, con huecos en su polito e pantalón y eso le causaba risa al hombre millonario, Ya tenía 10 inocentes niños a su completo poder y era el momento de trasladarlos a las mansiones.

Los automóviles con aspecto deseados se dividían con los menores adentro, ya estaban clasificados por su aspecto, pero aquel niño rizado tenía la peor suerte al ser agarrado como esclavo del hombre malo.

Su rostro con moretones tan llamativos por las enseñanzas o amenazas que recibía a diario, si desobedecía estaría sin sus alimentos y no dejarle dormir en todo el día era una de esas.

-¡Juan, educa a ese maldito mocoso!-gritaba el viejo sirviente a señas de el caos-quiero que siga las reglas de nuestro señor, no quiero ser responsable de otra muerte de un mocoso-camina por la ancha sala observando mal al cuidador

-Perdón, me encargaré de ese mocoso-lamenta el hombre agachandose como disculpa-no puedo creer que cause ese horror frente al amo, lo lamento tanto, señor Félix-agarra uno de sus látigos apenado corriendo al lugar donde dormía el pequeño rizado

Da una patada a la puerta abriendola causando que choque con la pared creando un sonido que asuste al pequeño, su rostro palidece al ver el látigo en su mano escondiendose entre sus brazos al sentir el primer golpe plantado en su espalda descubierta dejando una marca rojiza.

-¡Te dije que te portaras bien, mocoso inútil!-los quejidos saliendo de la boquita del menor que sufría con cada golpe

Ya su espalda estaba con marcas rojizas que le dejó su cuidador, estaba tan acabado que gemía del dolor al primer intento de levantarse acumulando sus lágrimas en sus ojitos.

Ya su espalda estaba con marcas rojizas que le dejó su cuidador, estaba tan acabado que gemía del dolor al primer intento de levantarse acumulando sus lágrimas en sus ojitos

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𝑪𝒖𝒆𝒏𝒕𝒐 ¦¦ ᴊᴏᴇʀɪᴄᴋ ¦¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora