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El ojiverde jala al chico ruloso hasta el cuarto de servicio justo cuando llegaba de visita con su familia para encargar nuevos ingresos

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El ojiverde jala al chico ruloso hasta el cuarto de servicio justo cuando llegaba de visita con su familia para encargar nuevos ingresos.

Sus ojos se agrandan asombrado al ver el rostro maltratado de su amigo, creando una excusa que quiere ir al baño para luego ir corriendo jalando al mayor con enojo.

-¡Quién te pegó!-endurece su voz empuñado sus manos de la rabia, ya no era una pregunta de parte de él, es una orden que le decía-Maldita mierda, Joel

-Ya lo se, no hagas ruido, te pueden escuchar y va hacer peor ver como estas acá-se sienta en la cama susurrando cada palabra pasando sus manos despacio por su rostro adolorido

-Joel, como te pueden hacer esto-con sus dedos pasa suavemente por su rostro con tranquilidad-por favor, dime quien fue

-Erick, creo que se te olvida que soy esclavo, esto es algo pequeño, me pueden hacer cosas peores-la cabeza del azabache niega ante lo dicho-mierda...tenía que pegarle a la mano derecha de mi amo

-¡Justo a la mano derecha!, ¡te pudieron matar, idiota!, le voy a decir a papá que quiero un sirviente o asistente personal-suspira pesadamente-voy a venir por tí

-No puedes hacer eso, Antana se quedaría sola, me niego a dejarla con ese idiota, aparte tengo un contrato de vida en esta casa-empuja el cuerpo del menor sacandolo del cuarto con él

-Antana, puede trabajar en mi casa, papá cumple lo que quiera, solo tengo que decirle y en unos minutos estás en mi mansión, Joel

-Erick, no quiero tu maldita ayuda, también no quiero hablar contigo-obserba al azabache decaído

-¡Bien!, no voy hablar contigo, si eso quieres está bien, sirviente-el rostro delicado del ojiverde se endurece mirando mal a su ex amigo apretando sus pisadas al lugar donde dejó a sus padres

-Perdón-susurra luego de ver la actitud del heredero siguiendo con su creencia que no tendría que meterse con él

La separación se hizo popular en la gran mansión, era un rumor entre los empleados, el chico de los ojos marrones está tan nervioso buscando por cada lado a su mejor amiga, llegando en un lugar donde estaba dos hombres hablando entre ellos.

-Esa mierda estaba sin creerla-charlaba el hombre bajo dando palmadas al hombro de su costado casi de la misma altura-¿De verdad, le pegaron a ese idiota?

-Claro que si Dan, su cara estaba irreconocible, casi deforme-ríe arreglando los sacos de arroz que tenían huecos-por poco y lo mata, lo peor que como niño chismoso se fue a quejarse con el amo-bufa rodando lo ojos

-¿Mataron a ese mocoso?-alza los costales de lentejas creando gestos de disgusto en su rostro

-No, pero le pegaron horrible con el látigo de púas, esa cochinada duele como los malditos dioses, pero quien fue peor es a la chica esa de sección cocina-agarraba las cintas transparentes tapando cada hueco que escapaban los pequeños trozos de arroz

El esclavo presta atención al escuchar el nombramiento de Antana, era evidente que hablaba de ella, se acomoda entre la pared apegandose para no ser descubierto hasta congelarse completamente por la nueva noticia.

-¡Jodida mierda, la mataron!-exclama acercando sus gruesas manos a su boca sin poder creerlo vigilando que nadie escuchó a lo dicho

-Fue la peor muerte, Dan, sus quejidos no se pueden ir de mi cabeza, fueron tan desgarradores

El joven sirviente corría con lágrimas entre sus ojos a su cuarto, mataron a Antana, quería desahogarse completamente y maldecir por no cumplir su palabra de protegerla.

La culpa que sentía era fuerte tanto que lo consumía carcomiendo su pobre alma, no quería atender a los Colón con la mejor sonrisa justo cuando se enteró de la muerte de su mejor amiga.

Su cuidador comienza a golpear la puerta insultandolo para que cumpla sus obligaciones, causando que salga un deprimido chico de pelo ondulado.

Sus ojos tenían teñidos un color rojizo de tanto llorar por mares y eso llamó la atención al pequeño de estatura que disimulaba no prestarle atención.

-Tienes que firmar estos documentos para seguir con las transferencias de los millones, Fran-el señor Colón sonreía por su nuevo negocio entregando los papeles completamente ordenados a su reciente socio

-Papá-susurraba el menor de los Colón llamando la atención a su padre por los pequeños golpes en su costilla-no te olvides de lo que hablamos minutos anteriores

-Oh verdad, Franco quiero pedirte un favor-el hombre malo asiente entretenido firmando los papeles-mi hijo, Erick, necesita un sirviente personal, no hay ninguno de confianza, ¿crees que puedes trasladarme uno de los tuyos, de confianza?, esta claro que las cosas no son gratis, pienso pagarte por la persona

-Con gusto socio-muestra sus dientes que entre ellos adornaban algunos dientes de oro puro-te vendo uno de mis esclavos

Después de esas palabras el ojiverde sonríe orgulloso de que cumpliría su plan.

Después de esas palabras el ojiverde sonríe orgulloso de que cumpliría su plan

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𝑪𝒖𝒆𝒏𝒕𝒐 ¦¦ ᴊᴏᴇʀɪᴄᴋ ¦¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora