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Los hombre adinerados celebran con sus mejores licores, tanto que rondaban entre sus manos con una sonrisa extensa cuando les tocaba dar un trago

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Los hombre adinerados celebran con sus mejores licores, tanto que rondaban entre sus manos con una sonrisa extensa cuando les tocaba dar un trago.

El día que le tocaba atender al pequeño jovencito que cabellos ondulados, entregaba las copas a las personas de su entorno, aburriendose entre esa multitud de gente de un entorno superior, no podía hacer nada ya que sabía que estaba amenazado de ser lastimado.

Justo entraba uno de los señores más reconocidos por sus grandes fortunas entre los antiguos años, entrelazaba su brazo derecho con una señora muy bonita, su aspecto era cautivador y su vestido color vino le hacía resaltarse más.

Por atrás entraba el heredero de las fortunas Colón, ese pequeño niño de ojos verdes inconfundibles, que resaltaban como el sol en primavera, su traje a medida hecho por los mejores diseñadores del mundo, su cabello azabache brillaba sin la necesidad de la plena luz, él era perfecto.

El sirviente más pequeño deseaba estar en sus zapatos de cuero puro, quería ocupar su lugar y obtener lo que él tenía.

Su piel se veía suave y limpia, acomparado del rizado que su rostro siempre tenía moretones en los lugares menos esperados.

-Mi niño, no hagas que el cuidador te lastime de nuevo-la mujer acaricia la mejilla del menor percatando sus moretones recientes que provocaba una tristeza en su cuerpo-ven, vamos a seguir con la preparación para la cena-su mano palmea su hombro despacio con ternura dandole un besito en su frente

Antana es una de las sirvientes femeninas más jovenes en la mansión "Frendly" sus mechones caían de su coleta tapando su bello rostro, esos ojos mieles que resaltaban a plena luz era lo que llamaba la atención a cualquiera que la observara, sus gestos tan delicados y su rostro tan puro, era preciosa.

-¿Antana, algún día en mi vida seré como aquel niño?-pregunta decaído señalando a ese ojiverde que se acurrucaba en el suave sillón observando al techo como si fuera importante

-Claro, Joelito, nos fugaremos lejos de las garras de estos hombres, para cumplir nuestros apreciados anhelos-hablaba la chica acariciando el cabello ruloso del menor para luego seguir con sus actividades domiciliarias

Aprieta el filudo cuchillo cortando los vegetales tarareando una canción orgullosa de su desempeño en la cocina, en cambio el ojimiel agarraba el ancho tazón abriendo el grifo hasta que complete el límite para meter los vegetales cortados a lavarse.

Joel solía ayudar a su madre a cocinar con apenas 7 añitos, siempre prendían la radio al llegar la hora exacta de sus canciones preferidas para cantarla juntos mientras que su madre tenía la atención en la comida para que le gustara a su esposo.

Finaliza en ayudar secandose la manos para luego ser arrastrado por el hombre alto que era su cuidador, su mano jala con fuerza hasta la mesa que estaban los bocaditos.

-Repartelos inútil-el hombre habla cuando lo deja saliendo rápidamente sonriendo a las demás personas

Los dulces fueron traídos desde países internacionales, tan caros que valen más que tu vida miserable decía su amo amenazandolo de muerte si llegara a pasar algo con esos apreciados bocaditos.

El azabache mira con atención al mesero observando lo nervioso que estaba, Intenta ignorar bajando a su teléfono siguiendo la conversación con su grupo.

Entre los ojos del chico ruloso se preguntaba que era lo que tenía entre sus dedos, será acaso una máquina de poderes se preguntaba apretando la fuente de plata pura.

-¿Quiere un bocadillo, joven?-preguntaba nervioso cuidando que no pase algo que lo ponga en ridículo

-¿De que es?-su rostro muestra confusión dejando de lado el teléfono para darle la atención completa al mesero-soy alérgico al coco-suspira por un rato cambiandolo a una sonrisa

-Chocolate con el relleno de mermelada de fresa, traído de...disculpe, joven no me acuerdo ese detalle-se muerde el labio mirando el suelo apenado

-No te preocupes-ríe agarrando el chocolate clavando sus dientes justo en el medio, lo muerde saboreando el delicioso sabor de mermelada quedando encantado-¡Dios, está bueno, tienes que comer uno!- su emoción hace sonrojarse al esclavo que niega la cabeza al ver como le entrega la otra mitad del chocolate

-Disculpe, joven, yo solo soy un sirviente de la casa, no tengo el derecho de mezclarme con personas de su entorno-el ojiverde ahora le mira confundido entrecerrando sus ojitos

-¿Personas de mi entorno?, es broma ¿no?, pero...si somos igual que tiene que ver el entorno-se acomoda en su cómodo asiento -sabes...si querías rechazarme y no hablar conmigo no había problema, sólo tenías que decirlo, niño listo-rodea sus ojos entrelazando sus delgados brazos sintiendose mal por dentro

-¡No!, creeme que no quería hacerlo sentir mal, joven, mi amo si se entera que hablé con usted estaré muerto-intentaba reparar su actitud grosera apenado jugueteando con su pie al mismo tiempo

-¡No!, creeme que no quería hacerlo sentir mal, joven, mi amo si se entera que hablé con usted estaré muerto-intentaba reparar su actitud grosera apenado jugueteando con su pie al mismo tiempo

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𝑪𝒖𝒆𝒏𝒕𝒐 ¦¦ ᴊᴏᴇʀɪᴄᴋ ¦¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora