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-- ¡Pues, ¿sabes qué?! ¡Mejor me voy si vas a seguir con esa actitud tan insoportable! --gritó eufórica mientras caminaba hacia la puerta.

-- Por mí mejor, así no tengo que aguantar tus berrinches --respondió el estadounidense mirando con indiferencia a la japonesa.

La pequeña esperanza que tenía dentro de su pecho de que Estados Unidos se retractara y le pidiera perdón se hicieron añicos, por lo que mantuvo su orgullo y cerró la puerta de un portazo, enojada y comenzando a alejarse de esa casa.

USA miró por unos segundos a la puerta, preguntándose si de verdad él actuó de sobremanera o era Japón quien exageraba.
Fuera lo que fuera, su orgullo no le permitió levantarse de esa silla y reconocer su error -si es que de verdad fue él quien se equivocó-.

Tan solo se molestó porque Japón no les prestaba atención de pronto.
No lo sabía, ¿por qué se la pasaba en el celular y no le prestaba la atención que en un principio lo hacía?
¿Qué era más interesante que él?

Porque Japón solo le respondía "ajá", "sí", "claro", "obvio" y si no decía eso, tan solo asentía.
Pero no despegaba la mirada de la pantalla del celular.

No sabía que tanto tramaba ella, o si había alguien más que ocupara su atención.
Pero no podía soportar la indiferencia de alguien más cuando él por fin se habría mostrando sus emociones internas.

No era justo.

Pero bueno, iniciamos fuerte, ¿eh?

Os dije que esta historia estaba cargada de caos.

Y eso que apenas vamos empezando

Muajajaja

Cosas peores vendrán dice la biblia.

Pero bueno

¡Se me cuidan!

271 palabras.

La Carta Que Lo Destrozó TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora