Capítulo cinco

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Al llegar a la pista el informático se soltó del agarre y miró molesto.

-¿Se puede saber que demonios te ocurre?- preguntó frotando su muñeca, la cual le dolía.

-Perdona, es que estaba deseando deshacerme de las amigas de tu madre, me estaban atosigando con preguntas sobre ti y no paraban de tirarme los trastos.

La canción acabó y comenzó una suave balada que animó a las otras parejas de la fiesta a unirse a la pista de baile, entonces se aproximaron y comenzaron a bailar.

El moreno lo tenía muy sujeto, por lo que el informático tenía sus brazos posados en el firme y trabajado pecho de este.

Los presentes no paraban de mirarlos, haciendo sentir muy incómodo a Krist pues él no quería provocar tanta atención, entonces su acompañante lo notó y lo miró fijamente.

-Bésame.

-¿Qué?...¿por qué?- susurró este atónito.

-Se supone que somos novios y a todos estos les cuesta centrarse en sus vidas-habló Singto con sorna.

El informático estaba dudoso pues aunque había besado a algún chico durante su época estudiantil, no tenía mucha experiencia.

-Lo harás hoy o....

Viendo que este no daba el primer paso, el acompañante se inclinó, humedeció sus labios, apretó más el agarre elevándolo un poco más entre sus brazos y finalmente pegó sus labios.

Viendo que este no daba el primer paso, el acompañante se inclinó, humedeció sus labios, apretó más el agarre elevándolo un poco más entre sus brazos y finalmente pegó sus labios

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El beso comenzó siendo tímido pero enseguida cambió el ritmo, mientras ambos se saboreaban intensamente.

Después de unos minutos el gigoló finalizó el sorprendente beso que dejó a su cliente desorientado y sin fuerzas pues sus piernas le fallaban y su corazón agitaba fuertemente el pecho, provocado que casi se desmayase.

-Oh joder..

Ese beso para Krist había sido el mejor de toda su vida pues jamás pensó que se pudiese sentir tanto en un sólo beso.

Estaba seguro que si hubiese durado unos minutos más, hubiese tenido un orgasmo allí mismo, en ese preciso instante no le quedó ninguna duda, de que su acompañante valía todo lo que cobraba.

Las demás personas dejaron de mirarlos y se centraron en otras cosas, mientras que Singto observaba extrañado a su cliente y se preguntaba como ese precioso, pequeño y débil chico, con un simple beso le había conseguido remover todo en su interior.

El resto de la velada transcurrió sin sobresaltos ni malas caras, parecía que la familia Perawat y demás invitados habían aceptado al novio sin problema.

-Precioso... deberíamos irnos... Estás algo mareado por el alcohol y tampoco quiero que te gastes todo tu sueldo en mí...recuerda que cobro tres mil seiscientos baths a la hora.

-Si lo sé... tres mil seiscientos por hora y el doble si hay sexo...lo recuerdo perfectamente- dijo Krist clavando sus hermosos en él.

El gigolo lo miró atónito pues realmente ese cliente era un caramelo de chico y se lamentaba que tan solo lo hubiese contratado como acompañante.

Se despidieron finalmente de la familia y de los invitados que aún quedaban en la fiesta y de regreso ya en el coche, sin darse cuenta el informático se quedó dormido, mientras que Singto al volante, luchaba consigo mismo para no mirarlo embobado y estrellarse.

-¿Qué demonios te pasa?, Es solo un cliente más- se regañó a si mismo-...Me pagará el servicio y a otra cosa... Seguramente ya nunca lo volveré a ver...

Cuando llegaron al edificio de Krist, éste se despertó al escuchar la puerta cerrarse, entonces miró y vio que el gigolo ya no estaba a su lado, rápidamente se bajó del coche y observó que éste estaba unos metros más adelante, moviéndose de un lado hacia el otro, mientras hablaba cosas que no alcanzaba a escuchar.

-Hey, ¿Pasa algo?

-S-siii...emm... ahora voy....espera ahí un momento- le dijo algo alterado.

-Subiré a casa y te traeré el dinero, ¿de acuerdo?.

Este echó a andar hacía el portal de su edificio pero de repente escuchó pasos tras él y al mirar vio que era Singto quién caminaba detrás de él.

Juntos entraron en el ascensor y el informático notó que el acompañante estaba bastante raro pero no este apenas había bebido.

-Tranquilo, voy a pagarte.... Podrías haberme esperado abajo...La verdad es que me da vergüenza, mi casa es un desastre

El acompañante negó.

-No es eso... En verdad no quiero que te pase nada, estás bajo mi protección.... Recuerda que sigo siendo tu novio.

Este sonrió ante esa respuesta, el moreno era tan jodidamente viril y atractivo que cualquiera podía correrse con solo con mirarlo y escucharlo.

Finalmente llegaron ante su puerta y pasaron dentro.

-Espera aquí iré por tu dinero a la habitación.

-Joder, esto es una pocilga de piso-pensó para sí el acompañante tras echar un rápido.

Este cada vez entendía menos como el chico podía vivir allí, en un piso viejo, con grietas, humedades, los muebles destrozados y tan poca luz.

Tras regresar con el dinero, Krist caminó hasta su nevera y cogió un refresco.

-Bueno, te ofrecería uno pero sé que tu tiempo vale así que...

El moreno sonrió y se dejó caer en el sofá.

-Tranquilo, puedo permitirte regalarte unos minutos.

El informático sonrió ante eso y entonces cogió otro refresco y se lo entregó.

Tras intentar beber un trago, los nervios le fallaron y derramó líquido sobre su camisa.

-Opps se me ha caído todo por encima y me he empapado-dijo este sacándose la chaqueta, sin darse cuenta que su camisa le transparentaba sus sensibles y abultados pezones.

El moreno se quedó paralizado mientras lo miraba embobado pues no estaba en sus planes que ese hermoso cliente al que ya había complacido con su servicio, le hiciese desear quedarse y saborearlo.

-Oh mierda...

-Oh mierda

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1. Placer En Las Venas - Singtokrist -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora