Capítulo trece

1.1K 183 28
                                    


Krist estaba en shock tras escuchar ese nuevo detalle de la vida del acompañante.

-Pequeño, ¿Estás bien?.

-¿E-Estás ca-casado?- preguntó reaccionando al fin.

-Si, si lo estoy... Él era hijo de un amigo ricachón de mi padre y entre ellos acordaron nuestra boda sin decirnos nada... De repente me encontré casado con un desconocido y lo que era peor, mi padre había cobrado mucho dinero por aquello y nunca me dio mi parte... Él comerció con mi libertad y se lo fundió todo, mientras que yo tuve que irme a casa de unos extraños y soportar múltiples abusos...Cuando logré escaparme le reclamé pero solo obtuve una paliza, así que jamás volví a verlo ni a hablarle, hasta que me enteré de su enfermedad años después.

-¿Y por qué quieres ir al entierro? ¡que se pudra, ese maldito hijo de puta!.-gritó muy molesto el informático.

El gigolo suspiró entristecido.

-Porque a pesar de todo era mi padre.... Él me dio la vida junto a mi madre y bueno, no sé... supongo que es lo correcto....Creo que es bueno perdonar para poder despedirse de los muertos.

-Pues hazlo y ya.

Singto resopló nuevamente.

-Pero te necesito, necesito una pareja.

Krist lo miró confuso.

-A ver que me aclare ¿Tú quieres qué te acompañe al entierro para darle despedirte del cabrón de tu viejo o quieres darle a tu marido en los morros?.

El acompañante se encogió de hombros.

-Bueno es que yo lo abandoné después de un año juntos pero seguí yendo a la Universidad... Él es profesor allí y ya no quiero seguir con él...

El informático lo miró atónito.

-¿M-Me estás diciendo que durante años te has visto a tu marido en la Universidad sin problema y ahora quieres llevar una pareja falsa a ese entierro para que te vea con otro?.

-Si, algo así... quiero que se olvide de mi y que me dé el divorcio de una vez.

Krist se levantó en silencio y llevó su taza al fregadero.

-¿En que piensas?.

Este soltó un suspiro y acto seguido se giró.

-Tu marido...¿Él sabe a lo que te dedicas?.

El acompañante asintió.

-Si bueno, lo sabía aunque hace unas semanas le dije que lo dejé hace años.... Mentí diciéndole que mi actual novio me ayudó a salir de eso y su familia nos ayudaba con los gastos.

El informático carrapeó nervioso pues tenía una pregunta rondándole la mente pero sabía que quizás la respuesta no sería de su agrado.

-Si-Singto...¿Te has acostado con él después de reencontraros de nuevo?.

El moreno no quería responder a eso pues sabía que si lo decía, este sabría lo estúpido que había sido en manos de Tay.

-¿Lo hiciste?-insistió el informático.

-Emm....s-si pero d-desde hace dos semanas ya no...Yo no quise hacerlo más.

-Oh joder...¿Qué ha cambiado?-preguntó este decepcionado.

El moreno se tensó pues no quería que el chico lo rechazase, si le confesaba tan pronto sus inquietudes con respecto a él.

-Bueno....supongo que me harté y quiero ser libre por fin-Mintió-.... ¿vendrás conmigo?, ¿Lo harás?

Krist seguía sin verlo claro y nervioso optó por mantener su mente en otra cosa, por lo que se puso a fregar las tazas de café, mientras que el acompañante aún sentado en la mesa de la cocina, observaba los insinuantes movimientos que el precioso cuerpo que este hacía al fregar.

Tras unos minutos pensando, el informático finalmente se giró y lo miró con decisión.

-Está bien, Singto...iré contigo.

-Gracias, pequeño-agradeció este sonriendo-...muchas gracias te pagaré, te compraré lo que sea.

El informático se acercó a la mesa y lo miró con molestia..

-Iré contigo pero con dos condiciones-el gigolo frunció el ceño con intriga-... Quiero que jamás vuelvas a ignorarme y además quiero un descuento si tengo que volver a contratarte.

Singto sonrió con picardía y acto seguido se levantó sorpresivamente, lo rodeó con sus brazos y lo atrajo contra su cuerpo, haciendo que al informático se le escapase un pequeño jadeo.

-Haré algo mejor que eso... no te cobraré nada- le susurró cerca de la boca.

-Jo-Joder...

La proximidad del acompañante lo ponía muy nervioso, le era inevitable no derretirse interiormente pues cada vez este lo tocaba o se le acercaba, Krist sentía que perdía el control de sus fuerzas.

El acompañante entonces empezó a besar y mordisquearle el cuello y a pesar de que este se había prohibido volver a caer de nuevo, no podía resistirse pues el jodido gigolo le atraía mucho y lo enloquecía.

La pose que adoptaba Krist de inseguro queriendo ser rebelde, lo desarmaba, ya que su "pequeño demonio tentador" como alguna vez lo había llamado, no dejaba de provocarlo con solo estar a su lado.

La pose que adoptaba Krist de inseguro queriendo ser rebelde, lo desarmaba, ya que su "pequeño demonio tentador" como alguna vez lo había llamado, no dejaba de provocarlo con solo estar a su lado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
1. Placer En Las Venas - Singtokrist -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora