Krist es un chico tímido, de apariencia delicada y el cual necesita una pareja urgentemente pues su familia celebra una fiesta muy importante y él les ha estado mintiendo.
Singto es un chico tremendamente guapo y atractivo, con estilo, fuerte y muy...
Tras el paso de varias semanas más, Krist decidió al fin plantar cara a sus padres pues se sintió fuerte, ya que su relación con su novio había cobrado más fuerza en ese tiempo aislados del mundo.
Tenía muy claro que saldrían adelante y no le importaba si no aceptaban a su novio pues a pesar de que le entristecía, no podía cambiar la forma de pensar de su familia.
Singto por su parte, cobró su dinero de la herencia y vendió la casa de su padre, pagó sus estudios por adelantado pues le iba muy bien, así como en su trabajo temporal en la consulta de un prestigioso psicólogo, el cual le brindó la oportunidad.
Finalmente, los Perawat escucharon lo que su hijo les dijo pero estos estaban aún muy dolidos y no lo perdonaron, para ellos las apariencias eran lo más importante y los rumores de tener un yerno prostituto y un hijo puntero, no habían tardado en salir a la luz y extenderse.
Con todo el dolor de su corazón el informático se despidió de su familia pues no volvería con ellos hasta que aceptasen a Singto y su pasado como uno más, puesto que todo lo que antes habían conocido de él les había gustado y parecían haberlo olvidado.
El tiempo pasó .... los días dieron paso a las semanas y las semanas a los meses.
El moreno se compró una casa para los dos, en la que eran muy felices, Krist finalmente dejó su trabajo de informático en la empresa y con la ayuda de este abrió su propia empresa de software, la cual subió como la espuma.
Los chicos exprimían su amor al máximo, demostrándoselo uno al otro cada noche sobre el colchón y tras un año de relación y cuando llevaban seis meses de felicidad, Singto le pidió matrimonio y Krist acepto encantado.
Los novios se casaron en una pequeña ceremonia civil junto con New y Boun como testigos.
Finalmente el moreno se licenció y abrió su propia consulta y para ese entonces Krist ya había ampliado su empresa y tenía cientos de personas trabajando para él pues tenía un talento especial.
Dos años después, la pareja ya eran dueños de una gran fortuna, incluso mayor que la de los Perawat y eran dos miembros muy conocidos en la alta sociedad.
Singto estaba encantado pues se había convertido en un reputado psicólogo y ya nadie se acordaba de su pasado como chico de compañia, mientras que su esposo se codeaba con grandes empresarios del sector de la informática y las telecomunicaciones.
Los padres de este se sentían muy mal pues habían renegado de su hijo cuando más les había necesitado y no confiaron en su juicio al ver en Singto el buen hombre que era.
Estaban muy arrepentidos por lo que quisieron acercarse a ellos y pedirle perdón por su arrogancia y soberbia, ya que Krist les había dado una lección de superación y fe en los demás.
Tanto su hijo como su esposo no les guardaban rencor, habían sido tan felices con su amor, que no habían notado la indiferencia de la familia pues se tuvieron el uno al otro y les había sido suficiente.
En una gran cena, toda la familia había vuelto a reencontrarse, el moreno muy contento agradeció al fin pertenecer a una gran familia, que aunque tenía sus cosas como todas, permanecían juntos y habían sabido reconocer sus errores.
...-¿Amor, vienes a la cama?-dijo el ojiverde llamando a su esposo.
-Ahora voy cielo....No seas impaciente.- habló este desde el baño.
-Quiero sentirte amor, te extraño mucho-insistió el moreno.
Krist regresó con una nueva pieza de lencería femenina, de color rojo, la cual había empezado a usar y las cuales a su marido le volvía loco.
-Ven aquí, quiero arrancarte eso con los dientes, pequeño- Singto gruñó al verlo.
Éste caminó como si fuese un dócil felino gateando por el suelo, luego se subió a la cama, hasta alcanzar a su esposo, el cual ya tenía una gran erección bajo la sábana.
-Miiiaaauu- dijo sonriendo al ver el gran bulto.
Acto seguido comenzó a besar el pecho de Singto subido en él, mientras que éste se retorcía entre gemidos apretando sus redondas nalgas y haciéndolo soltar grandes suspiros.
Su esposo finalmente le quitó la sutil prenda de lencería y lo volteó para tenerlo bajo suya, amaba eso, tener a Krist gimiendo, mientras lo amaba, rendiendose al placer que se daban.
Este abrió sus piernas para que su marido se acoplara perfectamente a él y le introdujese su enorme polla, follando con ímpetu su dulce entrada.
El moreno sacaba y metía su polla tocando la próstata de su esposo y llevándolo a la locura, este hacía que por inercia, este apretara con las piernas su cadera, empujandolo y que llegase bien a su interior, mientras lo besaba y mordía con hambre en el cuello y clavículas.
-Aaah... sigue amor... sigue aaah... aaah- decía Krist entre gemidos.
-Eres tan de-licioso peque-ño, aah... nunca me can-so de ti aaah. Me encanta follar-te aaah....
Tras varias estocadas más Singto se derramó en su esposo haciendo que este también se corriese con un gran grito de placer.
Así seguían siendo cada uno de sus encuentros, así siguieron siendo, las noches de pasión entre aquel exfriki sin pareja y aquel exchico de compañía, los cuales una noche se habían encontrado a causa de una fiesta y gracias a anuncio en el periódico y desde la cual jamás se separaron.
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