Capítulo ocho

1.2K 179 5
                                    


Singto miraba impasible su móvil encima de su mesa, al cual Krist había estado llamando durante días y nuevamente estaba haciéndolo en ese momento.

-¿Qué le pasa a ese hombre?, ¿Acaso no va a cansarse nunca de llamar?-se preguntó molesto.

Había estado evitando responder, ya que no quería volver a verle, creía que no era buena idea ni tampoco prudente, resultando muy peligroso para su propia persona.

Cuando se había ido de la casa del informático después de tener el mejor sexo de su vida, el acompañante se había quedado conmocionado y cada vez que recordaba esa noche, una nueva erección lo asediaba.

Nunca jamás le había pasado con nadie y por eso no podía permitir que volviese a ocurrirle pues al parecer este le gustaba, le gustaba mucho y si seguían tratándose podría perderlo todo.

Consideraba que era un chico con un empleo con el que difícilmente se podía tener una pareja estable y aunque él no lo había elegido y ese empleo a veces le daba grima, este le permitía vivir bien y seguir estudiando en la Universidad su carrera de psicología.

Además desde esa noche, todo se le había vuelto del revés, había tenido unos cuantos clientes más pero extrañamente ya no era lo mismo pues se imaginaba los ojos del informático observandolo, por no decir que no dejaba de escuchar sus jodidos y eróticos gemidos.

Le era un tormento recordar la deliciosa polla de Krist en su boca pues no podía concentrarse y por eso varias veces, en medio de un orgasmo con un cliente había gritado su nombre, dejando molesto al tipo con el que estaba.

Tenía muy presente que un pequeño diablo había irrumpido en su vida para atormentarlo pero debía ser fuerte hasta que por fin Krist lo dejase de llamar.

Cuando esto sucedió, fue un alivio aunque también fue doloroso pues Singto en su interior se moría por verlo de nuevo.

Sabía muy bien que él no era un buen chico para el informático pues creía que este se merecía a alguien formal, con un trabajo normal, que follase sólo con él y no con varios en la misma noche, que lo mimase y lo abrazase y que lo llevase del brazo a las fiestas de su familia.

Tenía que superar el recuerdo de este, tenía que ser más fuerte que eso y tenía que seguir con su vida, como antes de ese maldito fin de semana en que lo había conocido.

Esa noche, unas amigas y compañeras de profesión lo habían llamado para un nuevo servicio, la verdad era que no tenía muchas ganas pero eran varios tipos con mucho dinero, que cerraban un negocio y querían celebrarlo en un nuevo restaurante muy lujoso, con buena comida, alcohol y sexo.

Finalmente lo había aceptado pues era una nueva oportunidad de dinero fácil y buenas propinas si había suerte, así que se había puesto su mejor ropa y finalmente se subió en su coche.

El restaurante era precioso y los clientes eran cuatro ancianos empresarios ricos y viciosos, con muchas ganas de juerga.

-Buenas noches, mucho gusto... Me llamo Singto y esta noche seré su acompañante-dijo este acercándose a uno de ellos.

-Ven precioso... siéntate en mis rodillas-habló el empresario relamiendose-...Me gusta mucho piel morena, estoy seguro que será todo un espectáculo verla brillar mientras sudado te follo... se ves jodidamente caliente cariño, estoy deseando probarte.

Este le sonrió de boca para afuera pero en realidad, en su interior tan solo se producían náuseas ahogadas, por lo que probablemente esa noche necesitaría mucho, muchísimo alcohol para soportar hacer su trabajo.

Este le sonrió de boca para afuera pero en realidad, en su interior tan solo se producían náuseas ahogadas, por lo que probablemente esa noche necesitaría mucho, muchísimo alcohol para soportar hacer su trabajo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
1. Placer En Las Venas - Singtokrist -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora