Capítulo veintiocho

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Singto abrió los ojos al sentir unos fuertes golpes en su puerta, chasqueó la lengua con fastidio pues no quería ver a nadie, ni siquiera que supiesen que estaba allí.

Se incorporó del sofá muy despacio, con tan mala suerte que su pie golpeó las botellas vacías de cerveza que se había bebido la noche anterior, estas cayeron y empezaron a rodar por el suelo del salón, alertando de su presencia.

-¡Abreme!, ¡sé que estás ahí dentro!...¡Mierda, te estoy escuchando!, ¡no seas necio!- gritó Krist molesto.

-¡LÁRGATE!-le gritó este-...¡VETE, NO QUIERO HABLAR CONTIGO!.

El informático acarició la puerta y decidió pasar a los ruegos.

-Por favor, singto ábreme...tengo algo muy importante que decirte, después de eso me iré, te lo prometo.

El ex acompañante dudó por un instante pero finalmente caminó hacia la puerta y la abrió.

-¿Qué quieres?...Sé breve, no tengo todo el día- dijo volviendo hacia el sofá.

Krist lo miró con horror, ¿Dónde estaba el hermoso chico que era?, ante él estaba aquel hombre con pijama desaliñado, con un pelo y una barba muy descuidados y unas enormes y oscuras ojeras.

Por todo el suelo había botellas vacías, también envases de comida y había un desagradable olor a cerveza rancia.

-Oh cielos, Singto... ¿Cómo es posible que te dejes vencer así?.

-¿Y tú me lo preguntas?...tú me has convertido en esto-le reprochó con ojos fríos.

El informático entonces se acercó y se sentó a su lado.

-¿Yo?...A mi no me eches la culpa de tu debilidad.... Te expliqué porque hice lo que hice y aún así me juzgaste mal... Tú solito te has metido en este pozo.

El moreno volvió a se levantarse y empezó a deambular de un lado a otro del salón, mirándolo con ojos de furia, los cuales lo hicieron estremer.

-Singto no seas necio.

Este se paró y acto seguido caminó hacia él, lo sujetó fuertemente de un brazo y sin previo aviso, lo acercó a su cuerpo y lo rodeó por la cintura.

-Tú me tienes así Krist, sólo tú.-dijo apoyando su frente en la de este-...tú, con tu precioso cuerpo, tu hermosa cara...no quiero que otro te toque, no quiero que otro te mire, quiero que solo seas mío ¿entiendes?.

El informático sentía el aliento a alcohol en su mejilla, las piernas le fallaban y notaba como su corazón latía tan fuerte que se le iba a salir del pecho.

Entonces la mano de Singto descendió de su cintura hasta su redondo trasero, mientras le rozaba con sus labios el cuello, mandándole una oleada de corrientes por todo el cuerpo.

-Y-Yo soy tuy...- eso fue lo que alcanzó a decir pues los sedientos labios del moreno atraparon su boca, en un desesperado intento de poseerlo entero y en un sólo beso.

A medida que este se profundizó, Krist comenzó a gemír sin parar en la boca de este, temblaba entre sus brazos como una fina hoja de papel, esto hacía que el ex gigolo se sintiese poderoso pues era dueño de su pequeño de nuevo y aunque aún estaba enfadado, sus ganas de poseerlo eran mucho mayores.

Rápidamente lo subió a su cadera, lo llevó a la habitación y le arrancó la ropa casi sin que éste se diese cuenta, acto seguido lo lanzó bruscamente en la cama y se quitó la ropa para abalanzarse encima de él.

-Te voy a comer entero pequeño... nunca otro te follará mejor que yo, ¡óyeme bien!, ¡nunca!-le advirtió furioso de deseo-... ¡tú eres mío!, ¿me entiendes?, ¡sólo mío!- Singto apretó sus dientes contra la suave y deliciosa piel de Krist mientras lo llenaba de marcas.

Entre la furia, los celos y el deseo que sentía, este se comportó rudamente pero al informático ni de lejos le importó, sonreía pues eso también le gustaba, ya que le demostraba claramente que Singto sentía cosas muy fuertes por él.

-¡Sii amor... soy tuyo!, ¡fóllame duro!-gritó excitado-...¡fóllame para que no se me olvide jamás!.

Al escucharlo, el moreno enloqueció aún más, quería estar dentro de su pequeño cuanto antes y llenarlo de él, quería que nunca se le ocurriese abrirse de piernas para otro, así que cogió su más que dura polla y la colocó en la palpitante y rosada entrada de este y la introdujo de una sola vez.

Krist gritó por el dolor e incluso derramó unas lágrimas, mientras que este empujaba fuertemente, introduciendo y sacando su polla una y otra vez de su interior.

Luego de unas estocadas este dejó de gritar y comenzó a jadear casi sin aliento, estaban sumidos en la gran excitación que sentían pues el placer los invadía.

El ex gigolo estaba tan rabioso, celoso y excitado que le daba igual si Krist lo disfrutaba o no, su mente nublada tan solo podía pensar en desquitarse y castigar a su pequeño, descargando toda su frustración en ese momento.

Incrementó la velocidad y aunque adolorido, el informático disfrutaba a pesar del dolor, ya que su amor por Singto le impedía pensar que éste le haría daño

-Eres mío aah... eres mío joder... so-lo mío aaah- eso era todo lo que el ex acompañante decía entre estocada y estocada.

Después de varias bruscas y duras embestidas más, este por fin se corrió en el anterior de Krist, llenándolo con su caliente y espeso semen, mientras soltaba un gran gruñido.

Acto seguido se desplomó exhausto encima de este, él cual lejos de correrse pues suspiró aliviado.

Su polla aún estaba dura y suplicaba por atención, así que con su propia mano empezó a bombearla para liberar la presión que sentía, entonces Singto sintió su movimiento y acto seguido le detuvo la mano.

-¿Qué se supone que estás haciendo pequeño?...de eso nada, sólo yo, ¿recuerdas?

-¡Pero y-yo lo necesito, también quiero libe-liberarme, por fa-vor-suplicó.

Singto se incorporó de nuevo y una gran sonrisa cínica se formó en su cara.

-No pequeño...tú eres mío y te correrás cuando yo lo diga, ese será tu castigo.

Este clavó sus penetrantes ojos en Krist y volvió a subirse en el pues de nuevo estaba duro, así que una vez más se introdujo en este y volviéndole a penetrar una y otra vez.

-Prepárate pequeño, porque este será un día que no olvidarás en tu vida.

1. Placer En Las Venas - Singtokrist -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora