Capítulo quince

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Singto aparcó su lujoso coche en el aparcamiento del cementerio, donde iban a enterrar a su padre y ante las extrañas miradas de muchos curiosos, ya que sorprendentemente había mucha gente.

El moreno estaba muy nervioso por encontrarse con todos los amigos de su padre, con los que había tenido sexo por dinero pues no era muy grato.

Tener a Krist a su lado, le hacía sentirse más fuerte, él era como su kriptonita pero también era su fuente de fuerza y confianza, por lo que suspiró hondo y se armó de valor.

Los dos vestían con un traje, camisa y corbata negros, decididos se bajaron del coche finalmente y caminaron hacía la capilla cogidos de la mano.

Aún faltaba diez minutos para comenzar la ceremonia y el sepelio de su padre estaba al pie del altar, así que el acompañante no dudó en acercarse, luego miró al informático y este asistió.

Todos a su paso los observaron detenidamente, unos cuchicheaban y otros solo miraban frunciendo el ceño, al llegar este puso la mano en la caja cerrada de su padre y se despidió de él, luego regresaron a los bancos y se sentaron a esperar la ceremonia.

Los hermanos del gigolo llegaron, le dieron un beso y un abrazo y a continuación se sentaron a su lado, junto con sus respectivas parejas.

La ceremonia transcurrió sin problema, el sacerdote les dijo que se continuarían despidiendo del difunto en el cementerio, frente a su tumba donde éste descansaría eternamente.

Un tiempo después, entre lloros, besos y abrazos le dieron el último adiós a su padre y la gente una a una fueron pasando y dándole el pésame a los tres hermanos.

Al terminar, estos se despidieron de los hermanos hasta el martes pues un abogado se había puesto en contacto con ellos y por lo visto su padre tenía un testamento, el cual sería leído ese día.

Cuando ya llegaban al coche, una voz de sobra conocida para el moreno los detuvo.

-Singto, querido... ¿Acaso ya te vas?, ¿no te despides de mi?.

-T-Tay, ¿qué tal?- saludó este no muy contento.

Krist lo observó detenidamente y la verdad era que el profesor universitario era un tipo realmente atractivo, aunque no tanto como el moreno.

Krist lo observó detenidamente y la verdad era que el profesor universitario era un tipo realmente atractivo, aunque no tanto como el moreno

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Tras un incómodo choque de manos, seguido de un abrazo aún más extraño, Tay reparó en Krist.

-Vaya...tú debes ser el novio de Singto ...Realmente eres precioso, él no exageró nada al describirte- habló entre dientes.

-Si, lo es...Mi novio es el más bello.

El informático no pudo evitar sonrojarse al escuchar eso del moreno, aunque sabía que tan solo fingía para darle en las narices a su marido.

-Mucho gusto- dijo Krist mientras estrechaban sus manos.

El gigolo pasó su mano por la cintura de este y lo sujetó fuertemente.

-Bueno ya nos veremos...nosotros ya nos vamos, ¿Verdad cielo?.

Este lo miró y asintió rápidamente tras notar en los ojos del moreno buscaban complicidad.

-Si, claro amor.

El aún esposo del acompañante los miró sonriendo con malicia.

-¿Podemos ir a tomar algo un momento?... querría hablar de lo que tanto ansias.

Tras titubear un momento, finalmente este aceptó.

-Está bien, vamos a esa cafetería de enfrente.

-Me parece bien-habló el profesor poniendo su mano sobre el hombro de Krist descaradamente.

Tanto Singto como al propio informático, ese gesto no les gustó pero no dijeron nada pero luego en el local, este no dejaba de miraba descaradamente el cuerpo de Krist, él cual hablaba con un par de chicas a las que se había encontrado, en una mesa del fondo y había ido a saludar.

-¿Podrías parar de hacer eso, por favor?.

-¿Él que querido esposo?, no estoy haciendo nada- dijo Tay sonriendo con lascivia.

-¿Quieres empezar a hablar de una vez?, porque te juro que te voy a dar un puñetazo, como vuelvas a mirar a mi novio así- habló molesto el gigolo sorprendiendo a este.

-Tranquilo hombre, no te pongas celoso pero es que el chico es un caramelito.... joder, ¿En dónde lo has encontrado?, porque en la Universidad no lo he visto nunca...que lástima-dijo este relamiéndose.

-Joder...en serio me cansas Tay ¿me vas a dar el puto divorcio o no?- Singto estaba perdiendo la paciencia.

Su aún marido chasqueó la lengua y lo miró fijamente con una sonrisa malévola.

-Te lo daré con una condición.

El gigolo resopló.

-No voy a tener más sexo contigo. Olvidal...

-No...no te quiero a ti-le interrumpió-...Te daré el divorcio, si me dejas follarme al chico.

Rápidamente Singto se levantó furioso y le pegó un fuerte puñetazo pues eso había sido demasiado incluso para él.

-¡Vete a la mierda, grandísimo hijo de puta!, ¡Ni lo sueñes!, ¡Jamás!-le gritó y acto seguido cogió a Krist por el brazo, el cual lo miró atónito mientras era arrastrado hasta la salida.

-¿Le has pe-gado?... pero ¿q-qué ha pasa-do?.

-No te preocupes, él se lo merecía..Es un cabrón y que se meta el divorcio por el culo y sus clases también

Caminaron rápidamente hasta el coche.

-Pe-pero tú vi-viniste para arreglar las co-cosas.

-Me da igual, nunca podría aceptar sus condiciones... Anda sube, te llevaré a casa.

Krist obedeció sin decir nada más pero varias preguntas ocupaban su mente...¿qué era lo que Tay le había pedido?, ¿Acaso dinero?, ¿qué volviese con él?.... ¿qué podría se tan grave como para que Singto le pegase y renunciara a obtener el divorcio?.

Todo aquel paripé había sido para que el tal Tay lo dejase libre pues el gigolo quería conseguir su libertad pero al parecer no sería así.

Un tiempo después el acompañante detuvo el coche frente el edificio del informático.

-Gracias por todo, pequeño.

-¿No me vas a contar que pasó?-preguntó este al ver que el moreno no tenía intención de subir a su casa y hablar de ello.

-No, no merece la pena...anda vuelve a casa.

Krist miró con confusión al gigolo pues este estaba inmóvil mirando al frente mientras sujetaba el volante con fuerza.

-¿Estás bi...

-Adiós Krist-le interrumpió este muy secamente.

-E-Está bi-bien... a-adiós Singto.

1. Placer En Las Venas - Singtokrist -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora