Capítulo siete

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Cuando el gigolo salió del edificio donde vivía Krist ya casi amanecía y aunque en su interior hubiese preferido quedarse, sabía que lo sucedido había sido un gran error.

Se subió a su coche y empezó a golpear el volante furioso consigo mismo pues no podía entender cómo demonios había perdido la cabeza de esa manera, con tan solo ver sus marcados pezones.

Además había rechazado el dinero preocupándose de que éste tendría para comida el resto del mes, cuando él jamás había hecho eso por nadie y mucho menos se había acostado con un cliente sin haberlo acordado antes.

Tras unos breves minutos recuperó la compostura, echó un último vistazo al edifico y encendió su coche.

Durante todo el trayecto hacía su casa, solo pudo pensar en el informático, en su pequeño y delgado cuerpo retorciéndose de placer, los sonoros jadeos de este, emitidos al ser provocados por sus estocada...joder, había sido increíble.

Varias veces sacudió la cabeza negando para intentar alejar esos pensamientos de su mente pero fue inútil, no podía sacarse ese momento de la cabeza y para colmo estaban la increíble y tímida sonrisa de este, la cual le había atravesado sin piedad.

De pronto Singto notó como otra erección se formaba dentro de sus pantalones y molesto chasqueó la lengua frustrado.

-¡Joder, maldita sea!, ¡Singto estás perdido, amigo!-se dijo mientras pisaba el acelerador para llegar cuanto antes y poder liberarse.

En su piso, Krist apenas durmió tres horas antes de levantarse e ir al trabajo, para ello se duchó y desayunó cereales y leche como cada día pero con la diferencia de que una perpetúa sonrisa adornaba su preciosa cara.

La noche anterior había sido la mejor de su vida, aunque no entendió muy bien porqué su acompañante no había querido el dinero por el sexo pues aunque no había sido previsto, finalmente había ocurrido y ese dinero era suyo, se lo había ganado

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La noche anterior había sido la mejor de su vida, aunque no entendió muy bien porqué su acompañante no había querido el dinero por el sexo pues aunque no había sido previsto, finalmente había ocurrido y ese dinero era suyo, se lo había ganado.

Luego de un rato pensando, el informático cayó en la cuenta de lo que había dicho este "...No voy a dejarte sin comida el resto del mes",

-¿Realmente me veo tan mal?-Se preguntó en voz alta.

Muy avergonzado echó un vistazo a su piso y la verdad se sintió mal pues este era bastante deprimente y le hacía parecer patético y un muerto de hambre.

Se encogió de hombros y acto seguido se levantó de la silla pues de todas formas no volvería a verle, así qué le daba exactamente igual lo que pensase el acompañante, ya que había logrado su objetivo con su familia.

Listo ya para irse a su trabajo en la empresa de software, cogió las llaves y su almuerzo, subió a su viejo coche y condujo hasta allí, donde le esperaban ocho horas de duro trabajo por un misero sueldo.

Realmente la vida era injusta pues Singto se había ganado por seis horas de su tiempo, lo que ganaría al menos cinco días enteros.

Finalmente sacó ese pensamiento de su cabeza pues si él hubiese querido una vida de lujos, dinero y frivolidades nunca se hubiese ido de la casa de sus padres.

LLegó a su puesto de trabajo y pronto se acercaron sus compañeros para enterarse de como había resuelto lo del novio de mentira.

...-Pues nada chicos, al final convencí a un amigo y me hizo el favor- mintió descaradamente pues tenía muy claro que no les iba a contar que había contratado a un acompañante y que se habían acostado.

En los días siguientes, Krist no pudo olvidar a Singto y se sentía muy patético por ello pues sabía perfectamente quién era él y que estaría haciendo.

No podía volver a contratarle tan solo para verle cada vez que lo extrañaba pues tendría que comer solamente pan el resto de ese mes.

Recordaba esa noche a cada instante; como si ocurriese en ese preciso instante, el tacto del gigolo sobre su piel, su aliento, el olor de su cuerpo, sus penetrantes ojos negros, su jodida y perfecta polla follándolo sin piedad... era enfermizo.

-¡Maldita sea!... definitivamente eres un tonto-se regañaba-...tú ilusionado como un quinceañero, por un hombre que se acuesta con otros tipos y para el cual solo fuiste un cliente más.

De repente su teléfono empezó a sonar quitándole de sus pensamientos, miró la pantalla y acto seguido chasqueó la lengua pues la llamada era de su querida madre.

-Si... dime mamá.... Estoy trabajando, así que sé rápida.

-Oh lo siento cielo, no me acordaba​....Tan solo llamaba para saber de ti y de tu guapísimo novio.... A tu padre y a mi nos gustó mucho y por eso pensamos que deberías traerlo a la cena del vienes.

-¿El viernes?, ¿Qué pasa el viernes?-preguntó confuso.

-¿No me digas que te has olvidado, hijo?... Es el cuarenta y cinco cumpleaños de tu padre.

-Oh vaya, es cierto pero....-Krist dudó unos segundos-... ve-verás yo iré mamá pero Singto quizás no pueda ir... É-Él está muy ocupado.

-Oh que lástima hijo pero seguro que lo podrá solucionarlo... Realmente a tu padre y a mí nos gustaría volverle a ver...¿No estarás con tus excusas de siempre verdad?...¿No te habrá dejado ya?, oh hijo eres un desastre, nunca vas a sentar la cabeza y tu padre y yo ya no sabem...

-¡Mierda, joder!-maldijo este tapando el auricular con la mano para que esta no escuchase-...¿qué voy a hacer ahora?, ¿Tendré qué volver a contratarlo?, pero ¿cómo voy a hacerlo?, apenas me queda dinero.

La madre de Krist seguía hablando sin percatarse de que este no le había escuchado, hasta que finalmente el informático le paró para despidirse.

-Está bien mamá, debo seguir trabajando....Veré lo que puedo hacer.

Este colgó y recostó su cuerpo hacia atrás en su silla de trabajo pues al parecer no le quedaba otra que pasar hambre el resto del mes y contratar de nuevo al acompañante.

Finalmente tras maldecir unas cuantas veces mas, éste marcó el número de Singto pero no halló respuesta, entonces colgó y un poco más tarde, volvió a marcarle, aunque igualmente no le contestó.

Aún disponía de tres días antes del cumpleaños de su padre y en algún momento este vería las llamadas y contestaría, así que no se preocupó.

Los días pasaron y nada supo del gigolo, éste no contestó, ni devolvió las llamadas, tampoco le dejó ningún mensaje y a este le pareció muy raro pero no pudo hacer, ya que no tenía su dirección, ni otro medio para localizarlo.

Se imaginó que quizás podría estar enfermo, aunque ese no era motivo para no contestar, luego pensó que quizás se había dado un tiempo de descanso o incluso que le había surgido un imprevisto, por lo que finalmente desistió y se fue sólo

-Oh...hola hijo, ¿y tu novio?-preguntó desilusionada su madre.

-Al final le fue imposible venir.... Los compromisos no le dejaron pero el quería venir, me pidió que por favor lo disculparseis-mintió.

-Qué pena... con las ganas que teníamos de volver a verlo... Bueno, en otra ocasión será... Está bien...entonces ya podemos irnos, ¡anda péinate bien, hijo!-dijo la mujer cogiendo su abrigo.

-¿No cenamos en casa?.

-No...Papá nos invita a un nuevo restaurante muy lujoso-dijo su hermana muy sonriente.

-Oh vaya...genial...yupiii...- dijo este con sarcasmo y rodando sus ojos, mientras caminaba tras su familia hacía los coches.

1. Placer En Las Venas - Singtokrist -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora