Como Digas

Capítulo 30. Negocios en el escritorio

- Que el no toca? -- se acerca -- Quién se creé para entrar así nada más a tu oficina?

- Mi amor -- lo toma de la corbata -- Celoso?

- No me gusta -- la observa -- Debes darle un alto, es tu empleado nada más

- Te ves bien sexy así todo celoso -- suelta la corbata -- Para tu tranquilidad le diré que toque siempre antes de entrar -- le quita el saco

- Deberías correrlo si quieres que esté tranquilo -- la sienta del todo en el escritorio

- No hablemos de el -- lo toma de las mejillas -- Estamos por empezar un gran negocio -- aprieta las piernas en su cadera

- Si? -- sonríe pasando la mano por sobre su muslo -- Quisiera escuchar su propuesta

- Yo me desnudare -- se quita la blusa -- Esperando que usted me enseñé lo que trae ahí consigo -- sonríe

- Y si mejor la desnudó yo? -- susurra soltandole el sostén

- Creé que no lo sé hacer? -- inclina la cabeza viéndolo

- Uhm -- se lo quita mientras besa su cuello -- Lo hago mejor

- Y que más sabe hacer? -- cierra los ojos mientras soltaba los botones de su camisa -- Uhm?

- Quieres que te enseñé? -- le quita el pantalón dejándolo caer

- Estoy ansiosa por averiguar todo lo que puede enseñarme -- susurra al pie de su oído dejando una leve mordida allí

Ante aquella provocación pasa el dedo índice entre sus senos consiguiendo que la piel se le erizara, con una sonrisa leve en los labios rompe la delgada tela de su ropa interior, avanza a su boca tomandola firme del cabello arrancando jadeos leves de ella que adoraba cuándo se ponía bruto, apretar las piernas en su cadera le daban la oportunidad de provocarlo aún más, sentía el volumen de su pantalón crecer contra ella, con rapidez le quita todo aprovechando su desnudez para rozar sus sexos en lo que los besos se iban intensificando, el juego de quien aguantaba más había comenzado.

En algún momento uno tendría que ceder ante el deseó y suplicar que la tortura acabará, Altagracia es la que tenía las de perder con todo eso de las hormonas revueltas pero tenía algo a su favor, la impaciencia de Luis, los cuerpos comienzan a tensarse un poco con cada toque, sin contar que ambos sabían bien que parte trabajar, así fue cómo Luis terminó pidiendo que el juego terminará, recibió cómo respuesta una mordida en la clavícula, fue suficiente para traerla bien cerca y hundirse en ella, sintiendo cómo arañaba su espalda cada que la penetraba.

- No rompas mi escritorio -- jalonea su cabello en lo que rozaba los labios en su cuello

- Te compraré otro -- busca su boca

- Ah -- clava las uñas en su espalda

- Shhh -- sonríe -- Quieres que Tania se dé cuenta? -- la toma del cabello para que lo viera

- Si me sigues jalando -- se remueve -- Me vengo

- Asi? -- jala un poco más

- Luis! -- gime

La toma de las mejillas dándole un beso que encendía todo hasta explotar, gime contra su boca con fuerza cada que la penetraba hasta que ambos llegan, se mantienen abrazados en lo que su respiración volvía a la normalidad y los espasmos pasaban, dos toques en la puerta llama la atención de ambos, segundos después se escucha la voz de Tania preguntando si Altagracia estaba bien ya que había escuchado un par de cosas cayendo, ella se escuso diciendo que se tropezó contra el escritorio, recalcó que todo estaba bien para no preocuparla, no tardó mucho en decir que si necesitaba algo sólo llamará para luego irse.