Capítulo 31. Para la casa

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Después del almuerzo Luis se despidió de sus chicas dándoles besos, tenía asuntos que no podían esperar más en la constructora, Altagracia también pero debía llevar a Mónica a sus clases, por lo que se quedó en casa hasta que llegó la hora, las dos andaban de aquí para allá buscando entre el desorden de Mónica para encontrar sus cosas, minutos después la tenía en brazos con todas las cosas, si no se daban prisa ambas llegarían tarde, Matamoros justo iba entrando a la casa, se llevó un sustote al verla con todo encima, rápido fue hasta ella tomando el libro de partituras junto a la guitarra, iba agarrar a Mónica también pero Altagracia dijo que podía.






- Puedes lastimarte la espalda -- niega bajando las escaleras

- Estoy bien -- la carga mejor -- Mónica no pesa nada -- besa su mejilla -- Verdad mi cielo?

- Si -- sonríe abrazandola

- Bueno vamos que después de ahí vienes a ducharte y a la casa de tu tía -- alcanza a Matamoros

- Papi y tú van a ir a un restaurante? -- la ve

- No lo sé mi vida -- la mete en el coche -- Pero supongo que si -- ríe

- Papá no sabe cocinar -- se pone el cinturón

- Tienes razón -- sonríe cerrando la puerta

- Bueno ya están todos abordó? -- dice Matamoros con una sonrisa

- Si los cuatro -- ríe Mónica

- Ah pues, entonces vámonos -- enciende el coche

- Mami, los abuelos van con nosotros a la hacienda? -- toma su libro

- Si pero ellos llegarán un par de horas luego de nosotros, cómo para la cena -- asiente

- Isa y mis tíos también? -- sonríe

- Creó que ellos llegan antes mi vida -- acomoda su cabello







Al llegar baja con las cosas de Mónica entrando al lugar agarrandola de la mano, después de charlar un poco con su institutriz sobre el horario en el que la buscaría se despiden, se regresa al coche cansada por andar de aquí para allá se quita los tacones, total tardaría unos minutos para llegar a la constructora, Matamoros entra por la parte de atrás estacionando el coche bajo la sombra, se baja enseguida para abrirle la puerta después de ayudarla recibe la orden de regresarse a casa le pareció algo raro pero quién era el para desobedecer.

Espero a que entrará para arrancar e irse, mientras que ella medía sus pasos al caminar deseaba llegar rápido a su oficina para descansar los pies de una buena vez, cuándo Tania la vio llegar tomó la pila de carpetas acumuladas para seguirla a la oficina, informandole sobre todo lo que tenía pendiente en su agenda, al terminar dejá todo sobre su escritorio preguntándole si necesitaba algo más, salió de allí para buscar el jugo que su jefa le había pedido, Braulio que andaba por ahí se sorprendió al saber que Altagracia andaba por la oficina en plena tarde, llevaba tiempo sin hacer aquello ahora le daba más prioridad a Mónica.

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