4| MY ONLY STILES ||teen wolf. [ᴍᴏᴅ]

4. i hate coyotes

🌙

COMO BIEN DEDUJO LA PRIMERA vez, el papá de Samantha la estaba esperando en su casa con una increíble presentación de la cena. En la misma no sólo estaba Holly, su tía-madrastra, sino también su prima Marie. La rubia había intentado poner la mejor onda y trató de hacerlo lo menos incómodo posible. Pero su padre logró romper el momento en cuanto sacó el tema de volver a casa.

Por todas las cosas que estaban sucediendo en su vida, aún no encontraba la valentía de ir a su cuarto y ver en frente el de su hermano. De cierta forma sabía que se lo estaba haciendo difícil para todos. Pero ella necesitaba hacer su espacio, mucho más ahora teniendo en cuenta que estaba viviendo con su mejor amigo y podría cuidarlo mientras pasara los días allí.

En su interior sentía que algo estaba mal y cada vez era más fuerte. Las pesadillas no la atormentaron como la vez anterior, donde sufrió lo mismo que Stiles y no pudo reconocer qué era real y qué no, pero en el fondo sentía que algo terrible estaba por suceder.

Incluso se había obligado a dibujar. Pero sólo estaban esos ojos, una y otra... y otra vez. Se sacaría las dudas acerca de qué era pero por el momento intentaría seguir la corriente.

Así que, prometió pensarlo con la condición de que en cuanto lo sepa se lo avisaría.

¿Quería volver a su hogar? Sí, pero no tanto como quería proteger a Stiles.

Por eso al terminar la cena la joven volvió a la casa de los Stilinski a dormir al sofá. Por más de que su mejor amigo haya insistido más de una vez que ella podía usar su cama, ella se sentía cómoda donde estaba y quería molestar lo menos posible.

Al día siguiente, Stiles se levantó antes que ella y la observó unos segundos antes de levantarla. Lucía tan pacífica con sus ojos cerrados y sus labios gruesos levemente abiertos. Tenía unas pequeñas bolsas debajo de su mirada, como si le hubiera costado dormir.

─Pareces acosador ─se burló Noah llegando con un café en la mano─. Ya despiértala, tenemos que ir a lo de los Tate.

El pelinegro asintió sacudiéndola levemente.

─Sammy... ─llamó el joven a la vez que la aludida abría los ojos, aún dormida. Sonrió un poco al ver a su mejor amigo, recibiéndola con una pequeña sonrisa─. Hey.

─Hola... ─su voz se oía somnolienta, pero la alegría de despertar tan pacíficamente la alertó─ ¿No estoy soñando o sí?

─No... ¿por qué lo estarías?

─No lo sé... ─repuso Samantha sentándose mejor en el sofá─. Despertar tan bien ya no parece real.