4| MY ONLY STILES ||teen wolf. [ᴍᴏᴅ]

9. auh

60 votos para la
próxima actualización

─¿TE ENCUENTRAS BIEN?

FUE la pregunta que Lydia le había hecho a Samantha cuando ambas salieron de la clase de economía. Honestamente la aludida estaba muy confundida y abrumada por todo. Tenía por seguro que su amiga lo entendería ya que padecía algo similar a lo de ella pero el problema era no saber por dónde comenzar. ¿Las moscas, sus visiones o sueños, sus sentimientos o...?

─¿No has sentido que Stiles está actuando de una manera... extraña? ─preguntó la rubia decidiéndose a uno de los tantos tópicos que le invadían la mente.

─¿Sí estamos hablando del mismo chico que juró que Pie Grande existía, verdad?

Samantha abrió la boca ante el comentario sarcástico porque ella también pensaba que esa criatura era real y pasó a gesticular la boca imaginando su respuesta siguiente.

─Bueno... Más extraño de lo usual.

Lydia soltó una pequeña risa y siguió prestando atención a su casillero por lo que la rubia se irritó más. Quería hablar con alguien de eso sin que pareciera una loca. Y la rubio fresa era la indicada para hacerlo... aunque tampoco se tomaba con mucha seriedad el término "banshee".

─Vamos Lydia, tú y yo tenemos la misma sensación... o algo así, ¿en verdad me estás diciendo que no sientes ni lo más mínimo de anormal en él?

─Lo único anormal que siento aquí es que los dos están tomando demasiado tiempo para decirse lo que sienten.

Samantha rodó los ojos ─No me refería a eso. Además, he intentado decirle...

─De las formas más estúpidas ─recalcó Lydia con un movimiento de cabeza que dejó a la rubia sin palabras. Recordó la notita de papel, los mensajes de texto que eliminó, las incontable veces que se quedaba mirándolo para besarlo y cuando Stiles volteaba, ella sonreía inocentemente.

Era verdad. Habían sido ideas infantiles e inmaduras para hacerlo pero siempre que podía y encontraba el valor de decirlo, sin escrúpulos, algo tenía que interrumpir. Perdía sentido, e incluso propósito. Era como si todas las señales indicaran que no tenía que decirlo.

De no ser por su prima Marinette, Samantha se estaría abriendo a la posibilidad de estar con Isaac con tal de olvidar los sentimientos por su mejor amigo.

Pero la cruda realidad era que desde que lo admitió en voz alta no había forma de sacarse el pensamiento de encima. Todas las emociones que recorrían su espina dorsal y estómago cuando sus miradas se encontraban.

─Bien. Te lo acepto. Peeeero, debes admitir que actúa diferente. Está más... ¿audaz y... bipolar? ─dijo más como una pregunta─. Esta mañana me dijo que soy una chica ardiente.