4| MY ONLY STILES ||teen wolf. [ᴍᴏᴅ]

21. second chance

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UNA DE LAS COSAS QUE MÁS le costaba entender a Sam en aquel momento, era el cómo había podido haber visto todo lo que sucedería, desde ese preciso instante hasta el resto del día como si su habilidad se hubiera amplificado rápidamente. No podía creerlo. Por primera vez había entendido cuánta magnitud tenían sus poderes, en especial su madre cuando le había confesado en la carta, cómo había visto su muerte. Había querido detenerlo, pero fue más grande que ella.

Recordaba fragmentos repetidos en su mente, una y otra vez como si hubiera sido ese constante sentimiento de dejavú. Sobre todo cuando Malia y Stiles estaban haciéndolo en el sofá. Ya lo había predicho antes la noche que Stiles había desaparecido.

Stiles y Malia.

La rubia se estremeció intentando olvidar la imagen mental. No había visto a través de los sentimientos, sino más bien las acciones concisas del evento. Había visto como las pupilas de Stiles se extendían en el momento de calentura, tal y como Void la había mirado una vez en sus pesadillas.

Tenía que haber sido Void Stiles quien había besado a Malia.

O al menos así había querido creer.

La puerta de su cuarto pronto se abrió. Sus latidos comenzaron a latir como locos al ver que la persona responsable de la acción era Marie. La pelinegra llevaba el pelo largo y despeinado acompañado de un pijama de un anime que ella adoraba, Attack On Titans. Samantha no creyó jamás que estaría tan feliz de verla.

─Hey, ¿Estás bien? Holly y yo oímos tu grit-...

Antes de que pudiera incluso reaccionar, Sam ya estaba abrazándola por los hombros y, si bien el gesto le tomó por sorpresa, la pelinegra le devolvió el abrazo.

─¿Sam? Estás sudada...

─No dejaré que mueras ─murmuró la joven aferrándose un poquito más fuerte.

─¿C-cómo?

Samantha no contestó a aquello. Simplemente se dedicó a abrazar a su prima como si fuera la última vez que fuera a hacerlo.

Haría las cosas bien esta vez. Evitaría a toda costa todos aquellos acontecimientos.

Holly fue la siguiente en aparecer con una bata de dormir y refregándose los ojos con cierto nivel de sueño acumulado. Cuando Samantha abrió los ojos y la vio, sólo sintió ganas de llorar. Había tenido rencor en su corazón con ella desde un comienzo por los secretos que le había ocultado, a pesar de haber sido los deseos de su mamá antes de morir; y jamás se había puesto a considerar lo difícil que sería perderla. Su familia era una de las cosas más importantes que atesoraba. Ya no se daría el lujo de menospreciarlas.